Fecha de publicación: Jue, 12/11/2015 - 11:32

UNA PISCINA LES CAMBIÓ LA VIDA A ESTUDIANTES DEL SUR DE BOGOTÁ

Ubicado en el último rincón de Bosa, está el colegio Kimi Pernía Domicó. Allí estudia Andrés Molina, un joven con discapacidad a quien el centro de interés de natación le devolvió las ganas de soñar. Esta es la Jornada Completa de Bogotá: una política que cambia vidas y realidades.

Desde que la natación y la piscina aparecieron en la vida de Andrés Camilo y Luisa Fernanda Molina, dos hermanitos de 13 y 9 años, el significado de ir al colegio se transformó. Soñar, eso que parece tan efímero, se convirtió en una palabra y un hecho cotidiano.

Su colegio está ubicado en el barrio Potreritos, uno de los rincones más lejanos de la localidad de Bosa que, como bromean los locales, queda “donde llega el viento y se devuelve”. Es el Kimi Pernía Domicó, una de las 103 instituciones oficiales de Bogotá, donde la Jornada Completa ya es una realidad.

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En esta parte de la ribera del río Bogotá, tristemente célebre por la inseguridad y por las inundaciones en época de lluvias, las alternativas de recreación para los niños son escazas. Los parques públicos son peligrosos y las bibliotecas lejanas, por eso las opciones para los menores de la localidad se reducen al local de ‘Xbox’ de la esquina y a jugar en la calle.

El intenso frío de la mañana, el polvo que se desprende de las calles destapadas no es molestia para estos dos estudiantes que no pueden ocultar la emoción porque hoy tienen su clase favorita: natación, que más que una asignatura es una valiosa oportunidad para que los niños de la localidad disfruten de una piscina y de unas instalaciones deportivas con ‘todas las de la ley’.

Andrés Camilo siempre ha sido un amante del deporte, pero el hecho de estar en silla de ruedas le impedía participar de las clases habituales de educación física y lo condenaba a tener que buscar resguardarse en la sombra mientras sus amiguitos jugaban bajo el sol. Hoy todo es diferente para este amante del deporte, quien descubrió que para soñar no hay límites.

“Cuando entro la piscina me siento libre. Me gusta la sensación de flotar en el agua y me gusta cuando salgo cansado de la piscina, porque es un cansancio chévere que a uno le queda después de hacer ejercicio”, comenta Andrés, un fanático de Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, quien sufre de una lesión en la columna desde su nacimiento.

Este gusto por la natación lo comparte con Luisa Fernanda, su hermanita menor, quien pese a su apariencia tierna y frágil, tiene energía de sobra para alternar su gusto por el ejercicio acuático, con los deportes de combate como el karate y la esgrima, sus otras dos grandes pasiones.

“Me gusta hacer de todo. Antes nos teníamos que quedar en la casa durmiendo hasta tarde, haciendo pereza y mirando televisión, pero no es tan chévere porque uno queda como con sueño todo el resto del día. En el colegio los únicos deportes que habían era los de educación física, o sea baloncesto o fútbol, que no me gustaban”, comenta la pequeña Luisa.

“Ahora que tenemos los centros de interés en el colegio, hay natación, karate, esgrima y arte. De todo. Me encanta la natación porque ejercito todo mi cuerpo y ya sé nadar bien. Antes no sabía y una vez casi me ahogo cuando un primo me empujó a la piscina. Ahora sé hacer la ‘flechita’, el ‘torpedo’ y me puedo sentar debajo del agua”, continúa esta enérgica niña mientras deja escapar una sonrisa gigante cuando ve que ya se acerca el bus que los llevará a ella y a su hermanito a la piscina.

Y así ha sido desde que la Jornada Completa de Bogotá se implementa en este apartado colegio de la localidad de Bosa, en donde las horas de ocio se cambiaron por espacios para explorar, descubrir talentos, y sobre todo disfrutar de lo que se aprende. “Además de la natación, he aprendido a pintar en acrílico en el centro de interés de artes y a tocar piano en el de música (…) realmente me encanta estar en el colegio”, dice Andrés.

Estos dos estudiantes del colegio Kimi Pernía, hacen parte de los 6602 que actualmente disfrutan del centro de interés de natación en todos los colegios públicos de la capital y demuestran con su experiencia que el aprendizaje no solo puede orbitar en torno al saber, sino que también es importante cultivar el ser.

Por eso el deporte y el arte son componentes fundamentales de la formación integral, concepto que durante los últimos cuatro años ha revolucionado no solo a la educación oficial, sino también la vida de estudiantes como Luisa Fernanda y Andrés que diariamente se sorprenden con lo que sus cuerpos y sus mentes son capaces de hacer.

El maravilloso efecto del deporte sobre el cuerpo y la mente

En el camino a la piscina todo es risas y emoción. Todos conversan durante el trayecto de más de 30 minutos para cruzar la localidad de Bosa hasta llegar a Kennedy.

Después de surcar un laberinto de calles destapadas y angostas que parece no tener fin, ‘el bus de 40x40’, como le dicen de cariño los niños, llega al Parque de Patio Bonito, un lugar muy especial para ellos ya que es la piscina más cercana y para muchos la única que han conocido.

Andrés Camilo y su hermana son los primeros en bajar y en alistarse para entrar al agua. A su llegada, los saludan Wilson Villalba, el instructor, y José Rodolfo Hurtado, un chico de 9º del colegio que dona su tiempo libre para asistir y ayudar a Andrés Camilo para entrar y salir del agua.

“Cuando Andrés llegó por primera vez, su cuerpo estaba muy rígido y sus extremidades tenían poca movilidad”, recuerda el profe Wilson. “Por eso el trabajo con él lo hemos enfocado, primero, en trabajarle la respiración y segundo, en las flotaciones, el equilibrio y el instinto de supervivencia para entrar y salir del agua de manera adecuada”, comenta.

La lesión que tiene Andrés le impide realizar movimientos complejos, ya que su columna carece de fuerza y sus extremidades superiores no cuentan con el agarre necesario, por eso el trabajo con él se ha enfocado, según sus instructores, en incrementar la fuerza de sus cervicales para ampliar su rango de desplazamiento y maniobra dentro del agua, lo que además de enseñarle a moverse dentro de la piscina, también le ha ayudado a educar el cuerpo y fortalecer el organismo.

“La natación es el deporte más completo. No solo se ejercitan todos los músculos del cuerpo, sino que con la práctica y el contacto con el agua se fortalece el sistema inmune, se cogen defensas y los pelados ya no se enferman tan fácil. Y qué decir del desarrollo de la confianza en uno mismo y la seguridad”, dice el profe Wilson, quien cuenta con una experiencia de 11 años enseñando este bello deporte a niñas y niños de los barrios menos favorecidos de la ciudad.

“Para estos niños, que pocas veces tienen la oportunidad de disfrutar una piscina reglamentada con instructores especializados, es una alegría muy grande y por eso disfrutan cada segundo en el agua”, dice emocionado el instructor, mientras le indica a Andrés la lección del día.

De acuerdo con Amparo Wiswell, coordinadora del programa recreativo para personas con discapacidad del Instituto Distrital para la Recreación y el Deporte IDRD, entidad aliada de la Secretaría de Educación en la implementación de la Jornada Completa en Bogotá, “las prácticas deportivas son estimulantes y alicientes para desarrollar habilidades tanto motoras como psicosociales facilitando el desarrollo de una funcionalidad integral, que se traduce en mayor independencia y mayor autonomía frente a sus procesos cotidianos  y en el fortalecimiento de sus habilidades sociales, lo que se traduce en una mente, pensamiento y orientación de vida más orientación de vida”.

Desde 2012, Bogotá lidera la implementación de la Jornada Completa en el país con la política educativa ‘Currículo para la excelencia académica y la formación integral 40x40’, la cual no solo amplía la jornada escolar en los colegios oficiales (40 horas por semana, 40 semanas al año), sino que además ofrece a las niñas, niños y jóvenes aprendizajes integrales que fortalecen el saber y cultivan el ser a través del arte, el deporte y la ciudadanía.

Los centros de interés como el de natación, son una estrategia pedagógica que diferencia la Jornada Completa de Bogotá con la del resto del país, la cual fortalece la formación integral, con aprendizajes enfocados en la exploración, la investigación y la curiosidad de niñas, niños y jóvenes. Actualmente, 254.991 estudiantes de 103 colegios del Distrito se benefician de los aprendizajes con 212 centros de interés en 8 áreas del aprendizaje. Los estudiantes eligen lo que quieren aprender, de acuerdo a sus intereses. La escuela lo hace posible.

“Nosotros hemos introducido las 8 áreas con las cuales se constituye el currículo, incluyendo aquellas que habían quedado olvidadas en la educación pública: la formación artística, la formación deportiva, la educación para la convivencia y la ciudadanía. La calidad de la educación hoy para nosotros es cuando los niños tienen acceso al arte, al deporte y a la ciudadanía”, apunta Patricia Buriticá, subsecretaria de Calidad y Pertinencia de la Secretaría de Educación.

“En ese sentido nosotros creemos que estamos haciendo una transformación histórica en la educación. Estamos transformando lo que las niñas, niños y jóvenes aprenden, eso es lo más importante de la educación, no tanto lo físico o el cemento, sino lo que está llegando a las mentes de los estudiantes y esa es la revolución educativa que ha logrado la Bogotá Humana”, finaliza.

Una jornada que trascenderá en el tiempo

Al otro lado de la piscina, está Carola Moreno, una estudiante del curso de aceleración, para quien la natación ha sido una manera entretenida de hacer actividad física y una oportunidad para aprender algo novedoso y diferente. Con mucha emoción, pero con algo de timidez, la niña entra a la pileta. “Si tiene miedo, cómprese un perro”, dice el instructor a viva voz como conjuro para todos aquellos que le temen al agua.

“Yo siempre quise ir a piscina, pero no había podido porque mis papás no tenían plata para llevarme ni para viajar. Me gusta mucho nadar porque moverme con libertad, puedo ir de un lado al otro y aprendo algo nuevo”, dice Carola, para quien la oportunidad de acceder a una piscina profesional dos veces por semana, para recibir lecciones de natación con instructores especializados, es simplemente invaluable.

Como dice Gerardo Castillo, otro de los formadores, “para estos niños estar en el agua es una alegría muy grande, porque pocas veces tienen la oportunidad de acceder a una piscina y recibir clases, ya que muchos de ellos son de escasos recursos y son población vulnerable. Una escuela de formación deportiva cobra hasta $50 mil pesos mensuales y tiene que comprar el gorro, las gafas y todos los elementos, sin mencionar los gastos de transporte, la hidratación, las onces. No mucha gente puede acceder a eso. Gracias a esta administración, la natación dejó de ser un deporte elitista”.

Apropiarse de la ciudad y de sus escenarios deportivos, recreativos y culturales, y democratizar el arte y la cultura para llevarlos hasta el rincón más alejado de la ciudad para el disfrute de las niñas, niños y jóvenes, es la esencia de la Jornada Completa de Bogotá que también ha buscado herramientas para evaluar su proceso con el fin de fortalecer este aprendizaje significativo para que trascienda en el tiempo.

La educación pública de Bogotá implementó las Pruebas SER, las primeras y únicas en el país que miden el bienestar físico, los aprendizajes en artes y las capacidades ciudadanas de los estudiantes.

Sepa más: Pruebas SER, las primeras del país que evalúan los aprendizajes en deportes, artes y ciudadanía

“Es necesario que el gobierno y el Distrito sigan implementando y promoviendo la actividad física y los hábitos de vida saludable en las escuelas y colegios públicos, ya que en la actualidad tenemos un serio problema de salud pública entre la juventud, que padece de obesidad, diabetes, presión alta y enfermedades cardiovasculares como resultado de la vida sedentaria”, comenta por su parte Angélica Cuartas, del Centro de Estudios en Medición de la Actividad Física (CEMA) de la Universidad del Rosario, y coordinadora del convenido con la Secretaría de Educación.

“Es importante realizar pruebas de medición y eficiencia de estos aprendizajes, como lo son las Pruebas SER, para socializar con la ciudad la condición física que tienen nuestros niños y jóvenes, quienes serán los ciudadanos del futuro. Es necesario conocer el estado actual en que nos encontramos en este rubro, para seguir implementando políticas como la Jornada Completa para promover hábitos de vida saludables en las nuevas generaciones, con lo que se mejorará la calidad de vida y las expectativas de estos futuros ciudadanos”, apunta la especialista.

De vuelta a la piscina, los estudiantes se mueven por todas partes resistiéndose a que se acabe la sesión. “Es el momento más duro”, dice uno de los instructores, “primero por el frío que hace, y segundo porque se les acaba la hora de piscina”. En perfecto orden, niñas y niños se dirigen a las duchas y organizan su vestido de baño y sus implementos.

Andrés, Luisa, Carola y los otros 22 estudiantes del Kimi Pernía que hacen parte de este centro de interés, se dirigen al bus para regresar al colegio. Están cansados, pero ese cansancio que deja el ejercicio hace que el cuerpo se sienta ligero y la mente rápida, afirman. Abordan el bus que los llevará a su colegio, donde seguirán explorando, aprendiendo y disfrutando.

Por Nicolás Rodríguez

Fotos Julio Barrera

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