EN ESTE COLEGIO DE BOGOTÁ, EL ARTE SÍ ES UNA OPCIÓN PROFESIONAL

106 jóvenes construyen su proyecto de vida alrededor del teatro, la música y la danza. Conozca la historia de cinco artistas, ganadores del Festival Estudiantil de Teatro de Bogotá, quienes encontraron en la educación pública una pasión y una oportunidad para desarrollarse profesionalmente.

En Bogotá, más de 85 mil jóvenes se benefician con una educación media que les permite soñar, creer y prepararse para el futuro. Así lo viven los estudiantes del colegio Leonardo Posada Pedraza de Bosa, en donde, además de gestión financiera y contable, pueden optar por un énfasis en arte que les abre nuevas oportunidades a los jóvenes egresados.

Así, más de 100 estudiantes aprenden teatro, música, danza, artes plásticas, historia y psicología del arte, entre otros talleres teórico-prácticos, con el acompañamiento de los profesores Arbey Rubio, Walter Vivas, Mireya Hincapié y Lázaro Silva, y de la Universidad Minuto de Dios, que permite una formación integral, diversa y de homologación de contenidos curriculares.

“Para muchos jóvenes y sus padres, el arte no es una opción profesional tan válida como la ingeniería o la contaduría. Aquí les demostramos que sí y que, además, entre los grados 10° y 11°, los estudiantes logran una acreditación de 32 créditos, es decir que prácticamente adelantan dos semestres”, explica el profesor Walter, tras señalar que ya hay egresados que se vincularon a esta y otras universidades e hicieron uso de este gran beneficio.

Esto es posible gracias al programa de Educación Media Fortalecida de la Secretaría de Educación del Distrito, cuya apuesta es tener más jóvenes mejor formados, con más competencias y habilidades, que les permitan construir un proyecto de vida lleno de oportunidades.

 

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Además de ofrecer oportunidades profesionales tangibles para el futuro, el programa impacta en la realidad diaria de los estudiantes y el colegio. “Hoy la comunidad sabe que el arte es una opción profesional y de vida; esto es un agente transformador para promover el interés y la inquietud artística desde que son niños”, resalta el maestro Walter Vivas.

Por su parte, para el profe Arbey, también es importante que a través del arte los jóvenes tienen otros procesos de reflexión crítica y académica, que se reflejan en todas las asignaturas.

“Este programa tiene muy clara la apuesta de la formación integral. Hay una formación para el cuerpo, un trabajo intelectual muy significativo y una educación que los empodera como ciudadanos”, señala el docente.

El éxito de este programa es reconocido más allá de las aulas del colegio, pues como resultado de la educación artística los estudiantes presentaron uno de sus montajes en el Festival Estudiantil de Teatro de Bogotá (FITB), en el que, entre más de 100 propuestas, su obra ‘Amnesia’ resultó ganadora en las categorías Mejor Obra, Mejor Director y Mejor Actor Principal.

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Le contamos la historia de cinco artistas, cinco jóvenes a los que la educación pública de Bogotá les cambió la vida y les permitió descubrir su verdadera pasión para desarrollarse profesionalmente.

Antonio Giraldo: un dramaturgo visceral

A sus 16 años, este joven estudiante sabe que lo que más disfruta hacer en su vida es ver y hacer teatro.  Esa pasión surgió hace un par de años, cuando se unió al grupo de artes escénicas del profesor Arbey en el colegio y decidió inscribirse luego en una academia privada.

Antonio es actor, pero también domina experimentalmente el arte de escribir para que otros le den vida a sus personajes. Él fue el dramaturgo de ‘Amnesia’, obra en la que quiso explorar lo que sucede con el ser humano en medio de la guerra y la barbarie. Fue un proceso espontáneo, que, asegura, nació desde las tripas.

Cada una de sus frases nace así, con una pasión visceral, propia de un artista que se define como transgresor y romántico a la vez. En sus palabras: “el arte me permite ser.Si no tuviera estas herramientas, estos lenguajes y estas capacidades de expresión no sería yo, sino una persona totalmente distinta”.

Su mayor escuela, sin lugar a dudas, ha sido el programa de Educación Media Fortalecida en arte que ofrece esta institución educativa de Bosa, el cual, señala, es un gran logro, pues “está posicionando y formando a artistas profesionalmente desde que están en el colegio y además de enseñar los lenguajes, enseña la disciplina y el trabajo que se requiere”.

Mientras está a la espera de la respuesta a su postulación para estudiar en la Universidad Distrital –en donde podrá homologar las asignaturas cursadas en el programa de Media Fortalecida–, sabe que con su arte se tomará los escenarios de Bogotá, Colombia y el mundo entero. En sus planes, Londres es el próximo destino.

Leslie Martínez: el arte de la adrenalina

En ‘Amnesia’, esta joven de 17 años interpretaba a Fernando. Sobre las tablas, este ha sido el reto más difícil para ella. “Es un personaje hombre y era un violador. Al principio me incomodaba pero empecé a armarlo, a entenderlo y a quererlo”, dice conmocionada.

“Para mí el arte es todo”, asegura Leslie, tras explicar que en las clases de la Media Fortalecida ha intentado desentrañar este significado, pero ha sido una tarea imposible. Allí el mayor aprendizaje ha sido tomar elementos de la cotidianidad y transformarlos en personajes y realidades remotas.

En sus primeras clases descubrió las artes plásticas, luego la música y las danzas. Pero con el teatro fue diferente: fue amor a primera vista. “Nunca antes lo había hecho, pero me enamoró la idea de poder crear a una persona y transformarse. Uno se olvida de lo que es. Dejé de ser Leslie Daniela y fui Fernando por un tiempo. Fue un descubrimiento increíble”, resalta.

Antes de empezar a tomar este particular énfasis, su vida y sus proyectos para el futuro eran otros. “En mi familia siempre han habido contadores, administradores y gerentes”, dice Leslie entre risas.

En sus palabras, el teatro es la adrenalina de su presente y su futuro. Esa misma que siente cuando esta sobre el escenario observando al público y esa que espera sea una inyección de pasión por el arte para toda la vida.

Por lo pronto, acaba de presentarse a la universidad para continuar profundizando sus estudios en artes escénicas. “Yo creí que iba a estudiar contaduría, siguiendo la idea de siempre de que hay que producir. Ahora voy a seguir mis sueños”, concluye la joven.

Daniel Díaz: el artista inexplorado

Aunque a primera vista parece un joven tímido, basta escucharlo hablar y verlo sobre las tablas para descubrir su temperamento y su capacidad para enfrentar todo tipo de retos en escena.

“Es indescriptible pararse en un escenario y captar con tu sensibilidad cada movimiento que hay”, asegura Daniel, con la misma emoción que narra cada uno de los personajes que ha interpretado y que le han permitido transformarse como ser humano, como cuando hizo de secuestrado y debía hacer real el drama y el dolor de esta vivencia.

“Tener un programa de artes en Media Fortalecida me cambió. Es lo mejor que me ha pasado porque me permitió encontrarme a mí mismo”, dice. Explica también que antes de seguir esta línea había optado por el énfasis en contabilidad, con el que no habría tenido oportunidad de explorar la sensibilidad artística que tuvo oculta durante tantos años.

Por eso, para él, “es fantástico que el colegio Leonardo Posada tenga esta oportunidad para sus estudiantes”.
 
Daniel ya está listo para que se abra el telón en su nuevo escenario. Va a empezar a estudiar gastronomía gracias a una alianza que le permitirá formarse mientras realiza prácticas en el oficio, y, aunque parece algo distante de esta experiencia, para él no es así.

“La gastronomía está muy arraigada con el arte. Tienes que crear, persuadir a los otros a través de sus sentidos y tener mucha sensibilidad. Y claro: me encantaría seguir haciendo teatro”, concluye.

Alejandra Caro: la curiosidad en escena

Desde que era una niña, Alejandra llegó al colegio Leonardo Posada Pedraza para empezar su educación preescolar. Nunca imaginó, a lo largo de los años, que en esta estructura de ladrillos ubicada en el barrio San Bernardino XVII, encontraría una pasión que sobrepasaría cualquier interés sobre las materias tradicionales.

Eso cambió desde el primer día en que fue aceptada para cursar el énfasis en arte. “El camino nos lo empezaron a mostrar los profesores. Luego vino la oportunidad de descubrirme y encontrar algo que me llena de verdad”, asegura la joven, para quien este proceso ha sido fundamental para transformar la visión del arte entre los estudiantes, padres y maestros.

Mientras unos años atrás se imaginaba como profesora, en aulas de clase similares a las que la acompañaron durante todo su paso por el colegio, ahora sueña con crecer y aprender entre los escenarios. “Quiero ser artista. En el futuro me veo haciendo teatro y también pintando”, dice con certeza.

En ‘Regresión’, la puesta en escena que presentaron como proyecto de grado, Alejandra personificaba a un jaguar que se debatía entre la maldad y el realismo. Según explica, “actuar es algo muy especial porque el artista se desnuda completamente ante el público, le muestra los horrores y las cosas buenas que le pasan a un personaje”.

Leidy Fori: una interpretación emocional

“Nunca había hecho teatro, ni música, ni danza profesional. Fue muy impactante, porque descubrí algo nuevo y diferente”, recuerda esta joven de 17 años.

Iniciarse en este camino fue, en sus palabras, un despertar de emociones y sentimientos, como las que experimentó interpretando a Rosario, un personaje que recuerda por la difícil realidad que enfrentaba esta campesina que se ve obligada a abortar como consecuencia de la guerra.

Para Leidy, a través de este proceso descubrió que “el arte no es solo una opción profesional, sino una opción de vida”, por lo que siempre invita a los estudiantes que empiezan su bachillerato a considerar este énfasis de la Media Fortalecida como una oportunidad para adquirir nuevos conocimientos, pero especialmente, aprender a ser mejores personas.