Fecha de publicación: Lun, 28/12/2015 - 16:43

EL MAESTRO QUE LUCHA CONTRA EL MACHISMO A TRAVÉS DE LA GIMNASIA

¿‘Que las mujeres solo sirven para la cocina’? Jesús Goyeneche, docente del colegio Fanny Mickey de Ciudad Bolívar, lidera un experimento físico, social y de convivencia que rompe con ese y otros estereotipos de género. Esta es la Jornada Completa de Bogotá.

El cuerpo, ese templo sagrado que resguarda el alma y que tiene la clave de la vida, es el insumo principal de esta iniciativa de transformación de realidades que se vive en el colegio Fanny Mikey, ubicado en el barrio Villas del Diamante de Ciudad Bolívar.

Allí, como lo cuenta el profe Jesús Goyeneche, eran reiterativas y preocupantes las prácticas machistas y la prematura sexualización de las niñas pequeñas, resultante de los bailes de moda y la estética del ‘destape’ que imperan en el sector.

“En 2010, con otros docentes, hicimos un diagnóstico de la comunidad y nos dimos cuenta de que tanto niños como niñas presentan actitudes machistas. ‘Que las mujeres solo sirven para la cocina’, ‘que los hombres son los que mandan’, son patrones que vienen desde la casa y que condicionan el comportamiento de los pequeños aquí en el colegio, que hacen agresivos a las chicas y chicos e imponen el maltrato hacia las mujeres y las niñas, su cosificación como objetos sexuales”, recuerda el profesor Jesús, un amante del deporte y la actividad física.

Así nació ‘Gimnasia Transformadora y dignificadora’, el proyecto en el que la fuerza, la flexibilidad, el equilibrio y la elegancia de la gimnasia, se fusionan con la tolerancia, el compañerismo, el respeto por el cuerpo.

Los bailes y coreografías que el profe Jesús enseña a las ‘consentidas’ de la institución, las niñas de tercero a sexto, son la síntesis de un proceso que va más allá del componente físico y que se enfoca en las competencias ciudadanas, la dignificación del género y el respeto por el cuerpo y por su condición de mujeres.

“Antes, las presentaciones artísticas eran solo de rap y reggaetón donde las niñas ‘mostraban’ mucho, utilizaban pasos inapropiados para su edad y bailaban canciones con mensajes machistas y ofensivos contra las mujeres que lo único que hacían era reforzar ese paradigma de maltrato y de discriminación hacia las niñas por su género – destaca el docente –. Por eso, buscando alternativas, encontré en la gimnasia una disciplina que no solo cultiva las habilidades motrices, sino que les ayuda a las niñas a conocer su cuerpo, sus capacidades y limitaciones, a empoderarse de su corporalidad”.

La ‘Gimnasia Transformadora’ del colegio Fanny Mikey, que agrupa a 30 niñas de esta institución, hace parte de las Iniciativas Ciudadanas de Transformación de Realidades – Incitar -, con las que la educación pública apoya las pequeñas grandes revoluciones que nacen en la escuela.

El machismo, un problema que se ataca desde la raíz

Por más que el profe Goyeneche y sus colegas buscaban maneras de mitigar el machismo e inculcar en las niñas y mujeres el respeto hacia sí mismas y hacia su condición de género en la institución, en un punto del camino se dio cuenta de que, si no vinculaba al hogar y a la familia en el proceso, sus esfuerzos iban a ser en vano.

Por eso, además de ofrecerle a las niñas una práctica espontánea y entretenida para pasar sus ratos libres como lo es el baile y la gimnasia, el docente empezó a contactar a las madres, a buscar la manera de vincularlas a la iniciativa ya que para él era claro que el acompañamiento de la familia en el proyecto de ‘Gimnasia Transformadora’ era imprescindible.

“El trabajo con las madres ha sido muy especial, porque al ver que entre las niñas y entre sus mismas madres había roces y disputas, decidimos invitarlas a ellas para que solucionaran sus conflictos a través del diálogo y participaran de esta iniciativa que ha sido tan importante para las niñas”, comenta el profe Jesús, quien se las arregló para convertir a las madres del colegio en sus ‘cómplices’.

“La labor de las madres en este proyecto ha sido invaluable. Ellas se metieron de una en el cuento y nos empezaron a ayudar. Ellas mismas diseñaron y confeccionaron los uniformes del grupo, y ellas son las maquilladoras, utileras y apoyo de sus niñas en cada una de las presentaciones. Su presencia constante ha servido no solo para beneficio del grupo, sino para reforzar las relaciones de las niñas con sus mamás porque el grupo de gimnasia es una cosa que madre e hija comparten y tienen en común”, destaca.

“Me gusta mucho que mi mamá también haga parte del grupo. Ella me ayuda a prepararme para las presentaciones, me maquilla, me ayuda a ensayar. Nos hemos vuelto muy unidas”, dice la pequeña Angie Márquez, una de las integrantes del grupo que sueña con convertirse en una gran bailarina.

La relación de madre e hija, la posición de la niña en el hogar en relación a su padre y a sus hermanos, y su rol como mujer en la sociedad, fueron algunos de los temas neurálgicos que empezaron a ser abordados por el profe Goyeneche desde una perspectiva pedagógica.

Al trabajo físico y de coordinación que realizan las niñas para sus presentaciones, se agregaron charlas, talleres, conferencias y videos donde se le enseña a las madres a cuidar apropiadamente de sus hijas, a que desde su experiencia de vida como madres y esposas le enseñen a las más pequeñas a respetarse, a valorarse y a romper con los patrones de maltrato y violencia que aquejan al género femenino.

“Procuramos, con estos talleres, que las madres entiendan la necesidad de romper el paradigma de machismo y violencia contra la mujer que está en todas partes, en la sociedad, en los medios de comunicación. Un día, por ejemplo, nos sentamos con las mamás a analizar las letras de las canciones más populares de reguetón para que ellas vieran con claridad los mensajes tan negativos que tienen estos temas y la necesidad de que sus hijas bailen y oigan cosas que no las agredan”, cuenta el docente.

“Es necesario sentarse a analizar el rol de la mujer en esta sociedad. Esa visión de que las mujeres son objetos sexuales, seres que vienen al mundo para servir a los hombres, eso debe quedar a atrás. A estas niñas que hacen parte de las nuevas generaciones tenemos que mostrarles que ellas como mujeres deben estudiar, trabajar, desarrollarse en el ámbito académico y profesional. Que quede atrás la sociedad que obliga a las mujeres a aspirar a ser modelos o impulsadoras de supermercado, a casarse y a tener hijos para sentirse realizadas”, recalca.

Una ‘nueva generación’ de mujeres para el país

Gracias a la gimnasia del profe Jesús, muchas cosas han cambiado en el colegio y en la comunidad. Las niñas que hacen parte del grupo, que como todas las de su edad antes aspiraban únicamente a casarse y ser las administradoras del hogar, ahora sueñan con ser profesoras, enfermeras, con tener una actividad que les permita desarrollarse plenamente, y alternar su rol de madre, de esposa y de mujer con su ejercicio como profesionales.

“La gimnasia nos ha cambiado a todas nosotras. El profe todo el tiempo nos repite que debemos estudiar, prepararnos, desarrollarnos profesionalmente antes de casarnos y formar un hogar. Hemos aprendido a tratar bien nuestro cuerpo. Aprendimos a no usar ropa chiquita para que los niños no nos falten al respeto y a respetarnos a nosotras mismas para así hacernos respetar de los demás”, comenta por su parte Jennifer Rodríguez, de quinto grado e integrante del grupo desde hace varios años.

Con el paso del tiempo, cada día se ven menos ombligueras en la institución y más niñas haciendo deporte y actividad física. El propósito de ‘Gimnasia Transformadora’, desde el principio, ha sido empoderar a la mujer y darle el lugar que le corresponde en la sociedad. Los índices de agresividad entre mujeres han disminuido, las niñas se expresan mejor y se han reducido los embarazos adolescentes y las deserciones. Y todo esto lo ha logrado el profe Goyeneche a punta de deporte y trabajo físico.

Una nueva conciencia sobre el cuerpo, sobre la mente y sobre el género empieza a cernirse en las cabezas de estas jóvenes estudiantes. “Aquí en el grupo no todo el baile. El profe nos ha enseñado a alimentarnos bien, a no tomar gaseosa ni comer paquetes, sino a comer frutas y verduras. A cuidar el cuerpo, a tomar agua para mantenerse hidratadas. A tener aseo personal, a bañarnos dos veces al día, a no permitir que nadie nos toque ni nos irrespete nuestro cuerpo”, dice Karen Díaz, de 13 años, con una madurez que destaca frente a su corta edad.

Con esta iniciativa deportiva y pedagógica, el profe Jesús, además de reforzar en las niñas la dignificación del género y la necesidad de acabar con el machismo y el maltrato, busca reevaluar el papel del deporte y la actividad física en la formación integral de los pequeños.

“Actualmente nos enfrentamos a problemas como la obesidad infantil, el sedentarismo a temprana edad y una serie de enfermedades que se podrían evitar reevaluando la importancia del deporte en los currículos”, comenta el profe Jesús, que por su formación académica (tiene una maestría en Educación, Currículo y Comunidad de la Universidad de Chile) considera que la educación física debería dejar de ser considerada como un ‘relleno’ para tener más  preponderancia en los programas académicos.

“El deporte no solo trae beneficios para el cuerpo, sino para la mente y la estructura de los estudiantes. El deporte cultiva el equilibro, la coordinación, la motricidad y propicia los procesos cognoscitivos y neuromusculares. Además propicia valores como la tolerancia, el respeto, el trabajo en equipo. Los beneficios son innumerables”, concluye.

Por Nicolás Rodríguez

Fotos Juan Pablo Duarte


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