Fecha de publicación: Mar, 22/10/2019 - 11:36

Las acciones por la paz en el colegio Marruecos y Molinos, ejemplos de convivencia

Una de estas acciones, esenciales a la hora de fomentar la paz en este colegio distrital, ubicado en la localidad de Rafael Uribe Uribe, es la que se promueve a través del proyecto Palabreando entre Guaches y Guarichas, un modelo de autogobierno estudiantil novedoso y eficaz.

Yeicop Carreño Rodríguez, estudiante de 11.°, cuenta de qué se trata: “Antes se veía mucho choque de ideas que generaba peleas fuera del colegio, entonces, se empezó a promover nuestro liderazgo; yo soy palabrero de mi salón, mi función es mediar en los conflictos y ayudar a resolverlos, o escalarlos adecuadamente para su mejor tratamiento y resolución. Los palabreros creamos proyectos y conciencia. Con Guaches y Guarichas, retomamos los conceptos verdaderos de esas palabras y lo bueno de nuestros ancestros, para aplicarlos y generar paz, pues con este proyecto dialogamos y trabajamos más la crítica constructiva que la destructiva”.

Cinco estudiantes

En este orden de ideas, los estudiantes, a partir del ejercicio diario de la convivencia, aprenden a identificar y a manejar correctamente las emociones, a resolver los conflictos entre pares, a respetarse, a hacerse responsables de sus acciones y reacciones y, sobre todo, a autogobernarse.

Así, con el paso de los años, la comunidad educativa de Marruecos y Molinos ha ido entendiendo la convivencia como un ejercicio constante y necesario que da cuerpo a la paz, la cual, de esta forma, deja de ser un concepto abstracto, lejano y ajeno, para convertirse en algo animado, real y cercano, que hace posible “el buen vivir”, es decir, vivir en armonía.

Niña sosteniendo un aviso

Por esto, en la institución educativa Marruecos y Molinos, los buenos actos se reconocen y se incentivan. “Quien aplique los cinco principios institucionales que hemos creado para favorecer la convivencia escolar, quien se esmere en mejorar visiblemente su comportamiento, recibe un bono académico de 1.5 puntos, para cualquier materia que el estudiante lleve con nota bajita”, indica Edna Colmenares, coordinadora de la jornada mañana.

Esos principios institucionales fundamentales para la sana convivencia y el mejoramiento académico son los siguientes: asistencia y puntualidad, permanencia, aseo y presentación personal, respeto y uso adecuado del bien común (el cuidado de sí, de los otros y del entorno es la base para convivir en armonía) y a lo que vinimos (a estudiar y a ser felices).

Para llegar a esto, la interacción entre los estudiantes de esta comunidad educativa, que no reduce el ejercicio de la paz a una semana de actos conmemorativos, sino que la practica a diario mediante diferentes acciones de conciencia, implica que, ante un conflicto de tipo convivencial, los responsables deben demostrar voluntad de cambio, esfuerzo y mérito.

“Precisamente, a raíz de nuestros principios institucionales, establecimos unos comparendos pedagógicos donde el estudiante escribe el principio que ha vulnerado, hace la reflexión y él mismo determina cuál es la sanción que va a tener, y firma. Esto hace que se vaya creando una cultura ciudadana y una mejor comprensión de que, si no se cumplen las normas de convivencia, hay comparendo. La acumulación de tres comparendos lleva a la citación de los padres, quienes también pueden recibir uno si protagonizan algún conflicto. La reincidencia obliga a llevar el caso al Comité de Convivencia, pero la idea es promover la reflexión y la autorregulación”, puntualiza Edna.

Niña escribiendo un comparendo

Todas estas acciones por la paz y el buen vivir, entonces, son las que se ven reflejadas y exaltadas cada año durante la Semana por la Paz, que el equipo de Ciencias Sociales del colegio direcciona, pero que trabaja con todo el profesorado, ya que la paz es un aprendizaje diario que se debe abordar desde todas las áreas del conocimiento y que, por tanto, implica una labor interdisciplinar.

Profesora enseñando

“Lo que hacemos es socializar durante esa semana específica todas las acciones y experiencias que, previamente y a lo largo del año, trabajamos en clases y en diferentes escenarios dentro y fuera del colegio, desde la perspectiva del cuerpo como territorio de paz”, indica Patricia Bermúdez González, jefe del Área de Ciencias Sociales.

“El buen vivir parte del territorio, pero en relaciones armoniosas con la Pachamama, nuestra madre Tierra, entre nosotros y con nosotros mismos. Es desde ahí que tomamos el concepto de paz, un territorio en paz que se pueda construir socialmente”, dice la docente Claudia Ramírez.

Niña escribiendo en un cuaderno

Este año, durante la Semana por la Paz, ellos abordaron un tema que también genera muchos conflictos desde el punto de vista académico y convivencial: el uso de pantallas, de internet y de las redes sociales, que, según lo explica la docente Susan Higuera, pueden afectar negativamente el desarrollo de las personas si se utilizan de forma inadecuada.

“Este tema fue pertinente porque no solo hemos tenido bastantes inconvenientes a nivel académico, en lo referente a cómo los estudiantes las están usando y cómo los dispositivos de pantallas afectan el desarrollo de las clases, sino a nivel de convivencia, pues se han dado casos de matoneo. También son peligrosos los retos que se promueven en internet, lo cual afecta la convivencia terriblemente porque dispara o genera dinámicas que conllevan soledad, depresión y aislamiento. Entonces tocaba poner estos temas sobre la mesa, porque todo tiene que ver con la paz. Hablar del conflicto interno no es solo hablar de ejércitos ilegales, sino de lo que sentimos dentro de nosotros que afecta nuestras relaciones, entonces, la paz también es hablar de cómo estamos nosotros juntos, hablar, no aislarse en un celular. Esa era la intención”, afirma Susan.

A través del cine, la literatura y obras de teatro, esta comunidad educativa reflexionó sobre la importancia de usar adecuadamente las nuevas tecnologías para evitar efectos negativos en el desarrollo y la convivencia y, por otra parte, en el marco del Bicentenario de la Independencia, aprovechó la Semana por la Paz para hacer un homenaje a todos los líderes sociales anónimos que han entregado su vida para cambiar la mentalidad del país y avanzar hacia la paz.

Niños sosteniendo manualidades

La Semana por la Paz se institucionalizó por medio del Acuerdo Distrital 319 de 2008 con el propósito de generar espacios para poner en marcha jornadas lúdicas, culturales, y académicas alrededor de la resolución no violenta de conflictos. Por su parte, el Concejo de Bogotá expidió el Acuerdo 705 del 9 de mayo de 2018 para visibilizar las acciones de todos los sectores de la Administración distrital y de la ciudadanía, en relación con el fomento de comportamientos, actitudes y normas sociales que promuevan el respeto a la diferencia, generen sentido de pertenencia y faciliten la convivencia.

Es así como los colegios organizaron y celebraron esta iniciativa por medio de diferentes actividades durante el mes de septiembre y la primera semana de octubre. Este año muchos de los colegios se sumaron a la iniciativa liderada por un colectivo de organizaciones, entre ellas RedePaz, que invitaron a las instituciones educativas oficiales y privadas a declararse territorios de paz. Para ello se propuso una ruta pedagógica que contempló una serie de pasos previos a la declaración, sobre la cual estudiantes y docentes contemplaron su territorio, identificaron las acciones de paz que ya se realizan y propusieron otras que se podían hacer.

Bajo el Plan de Desarrollo “Bogotá mejor para todos, 2016-2020”, la SED ha acompañado al 99% de los establecimientos educativos en la implementación de la Cátedra de la Paz con enfoque de cultura ciudadana, por lo que la Semana por la Paz es una oportunidad para generar, en los colegios, diálogos y acciones que aporten al respeto y ejercicio de los derechos humanos de toda la comunidad, a la formación ciudadana y a la construcción de una cultura de paz.

Por su parte, Juan Diego Moya, estudiante de 1003, resumió el objetivo de las acciones por la paz realizadas en el Marruecos y Molinos en estas palabras: “Promover la paz es importante para toda la comunidad, para poder convivir a pesar de nuestras diferencias en cuanto a gustos e ideas. En últimas, lo que no puede faltar para que haya paz es una sola cosa: respeto”.

Porque una ciudad educadora es una Bogotá mejor para todos.


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