Fecha de publicación: Lun, 12/08/2019 - 10:57

El aula de clase, un espacio para transformar vidas

Sumario

Propiciar espacios de confianza en el aula en los que se aborden y orienten problemáticas que acontecen en la casa y en la escuela y que, por tanto, afectan la comunicación y el desarrollo de los estudiantes, es el objetivo.

En este orden de ideas, la docente Leslie Alexa Sánchez Reyes, de la Escuela Normal Superior Distrital María Montessori, se propuso con su iniciativa: “La escuela como espacio de encuentro de experiencias: un retorno hacia sí mismos en el reconocimiento de los otros”, implementar un proyecto para transformar las prácticas pedagógicas en el aula de clase.

La profe Leslie explica que su propuesta se gestó, justamente, cuando ingresó a la escuela, en la que, como suele ocurrir, encontró relaciones conflictivas entre los estudiantes que, desafortunadamente, no eran resueltas y no pasaban del protocolo, de la anotación en el observador o, máximo, de la citación de los padres de familia.

“No se abordaba en ningún momento el cómo se sentía el estudiante ni por qué se relacionaba de esa manera con el otro, entonces, me surgió la inquietud y quise desarrollar un proyecto de aula principalmente con los estudiantes, con los que tengo a cargo”, sostiene.

Quizás una de las situaciones que más ha problematizado la profe Leslie, en el desarrollo de sus prácticas de enseñanza de las ciencias, es la forma de relacionarse de los sujetos, con ellos mismos y con los otros, pues lo que se manifiesta en la escuela, a través de imágenes o de dibujos en los cuadernos, las paredes y los murales, en conversaciones, en las preguntas que se hacen en clase en relación con el cuerpo, en sus modos de existencia y en las formas de expresarse sobre los otros, permite visibilizar un campo amplio de exploración que, aunque es rico y potente, no ha tenido hasta el momento fuerza y contundencia en su abordaje como parte de la cotidianidad escolar en general.

Profesora Leslie

A partir de esta problematización, según la docente, no se pretende generar un patrón o crear un modelo para seguir del cómo relacionarse con los demás, ni mucho menos se trata de sancionar todo aquello que no esté en el marco de lo normal y legítimo en la escuela, sino, precisamente, se trata de comprender las relaciones que establecen los sujetos en ella, considerando desde luego las experiencias singulares.

Así las cosas, el ejercicio de aula inicia con la socialización de cada uno de los estudiantes de su “objeto-experiencia”, que puede ser material o inmaterial, a través del cual puede compartir una experiencia que ha marcado su vida. “Esto lo he venido desarrollando al inicio de las clases de Ciencias, durante todo el año, dando la posibilidad a un estudiante, por clase, de que presente su objeto. Esto se involucra con la dinámica de la enseñanza de las ciencias, pues hace que la clase sea más cercana a sus experiencias de vida”, indicó la docente.

En este sentido, uno de los estudiantes que formó parte de la experiencia calificó la presentación del objeto como un ejercicio positivo que permite contar con más elementos para conocer otros aspectos de sus compañeros. “Así nos conocemos más y podemos descubrir cosas que no sabíamos e incluso encontrar cosas en común con compañeros con los que casi no nos hablamos", señaló Juan David Calceto.

A la experiencia con el objeto, se suma la elaboración de los relatos, en los que se describe lo que hace un estudiante en un día común y corriente y en los que se visibilizan las relaciones que se construyen entre los sujetos en la escuela, pues, de acuerdo con la docente Leslie, en los escritos se logran evidenciar algunas manifestaciones de “maltrato” y “agresión” entre sí, así como otros eventos que ocurren en la escuela.

Posteriormente, se les propone realizar un dibujo de su cuerpo para identificar allí la mirada de cada estudiante sobre sí mismo, sus cualidades y habilidades. Igualmente, se suma, de manera complementaria, el levantamiento de una cartografía para identificar los problemas que plantean los estudiantes en sus entornos, es decir, en el barrio y la ciudad en los que viven, lo cual permite evidenciar situaciones de pandillismo, entre otras.

La escuela es entonces un espacio que, por esencia, convoca a un grupo de sujetos, les ofrece un contacto con el mundo y les permite tener experiencias para poder hacer algo con sus vidas. Así se constituyen diferentes posibilidades de ser, pensar, vivir, pues esta despliega múltiples escenarios en los que los sujetos se relacionan con ellos mismos, con los otros y con lo otro, de manera que, a la luz de esta multiplicidad, se pueden configurar experiencias y otros modos de relación con las dinámicas del mundo actual en los que cabe la posibilidad de incorporar elementos sencillos para la identificación y resolución de las problemáticas que se identifican y para la reconstrucción de un tejido social que se verá reflejado en una mejor sociedad.

Alcances de la experiencia

Como parte de los alcances de esta propuesta, se sabe que, si bien es un proyecto que no va a resolver del todo la convivencia en la escuela ni va a mejorar en su totalidad los problemas que se dan entre los sujetos, sí logra comprender un asunto tan básico como lo es el relacionamiento en el aula de clase, en la casa y en la calle y, por tanto, logra definir cómo se constituyen estas relaciones. “Es por esto que, para quienes emprenden esta tarea desde la inquietud y la transformación, se sabe claramente lo significativo que es contar con espacios para escucharnos, mirarnos y leernos de otros modos, a propósito de nuestras experiencias”, asegura la profe Leslie Reyes.

En este sentido, para la Escuela Normal Superior Distrital María Montessori, esta ha sido una importante oportunidad para analizar tanto la labor de los maestros como a los formadores de maestros, y, desde allí, problematizar o cuestionar las prácticas pedagógicas, pues pensar el acontecer de la escuela desde la experiencia ha implicado interrogar su cotidianidad o “normalidad”. Es así que, a partir de esta iniciativa, se comprende que el acto educativo va más allá de permanecer unas horas en la institución, en las que pasa de todo, pero no nos pasa nada, para, entonces, darle lugar a la posibilidad de pensar lo que hacemos, sentimos y vivimos allí.

Así las cosas, la problematización de las prácticas pedagógicas posibilita cuestionamientos que, más allá de los contenidos o las metodologías de clase, recaen sobre los modos de ser que configuramos en tanto maestros y sobre cómo es la relación con los estudiantes, los compañeros y los padres de familia; de ahí que, en efecto, esta investigación amplía el campo de acción en el reconocimiento de los sujetos y, por tanto, abre posibilidades de relacionarnos incluso en medio de las tensiones escolares para generar otro tipo de experiencias.

Estudiantes y la profesora Leslie

Cabe mencionar que la profe Leslie Alexa Sánchez Reyes es licenciada en Biología, magíster en Educación y, con el apoyo de la Secretaría de Educación del Distrito, realizó el diplomado de Ciencia y Contexto en la Universidad Distrital Francisco José de Caldas.

Proviene de una familia típica bogotana conformada por sus padres y dos hermanos. Asegura que sus estudios le han permitido pensar lo relacionado con lo pedagógico desde el sujeto, reconociendo que se trabaja con sujetos. “Mi práctica pedagógica tiene que ver con el otro, y toda la reflexión pedagógica que hago recoge la experiencia del otro que, en este caso, es el estudiante”, concluye.

Esta docente formará parte de la jornada Vive el Ecosistema, Travesías de Maestros, que se desarrollará los días 15 y 16 de agosto y que incluirá recorridos por los tres centros de innovación del maestro de Bogotá, conversatorios, talleres e intercambio de experiencias entre profesores y expertos invitados que le apuestan a una educación de calidad para impulsar el proyecto de vida y la felicidad de los estudiantes, así como a la transformación de sus prácticas pedagógicas.

Cabe recordar que Bogotá cuenta con el Ecosistema Distrital de Innovación Educativa Innobog, que no solo reconoce el valioso aporte de los maestros a la construcción de una ciudad con educación de calidad, sino que les brinda oportunidades para su desarrollo profesional y personal.


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