Fecha de publicación: Mié, 16/03/2016 - 16:52

ENTRE PÁRAMOS Y FRAILEJONES, ESTUDIANTES SE FORMAN COMO GUARDIANES DEL AGUA

Para estos niños y jóvenes, Chingaza y Sumapaz son aulas vivas, repletas de conocimiento para entender y difundir la importancia del cuidado del agua. Proyectos como el suyo ratifican el compromiso de la educación pública de Bogotá con la preservación de este líquido vital.

El agua es el corazón de la vida. Así lo entendió Daniel Moreno, un estudiante de grado 10°, desde el primer instante en que sus pies se posaron sobre la tierra húmeda del Parque Natural Chingaza y sus oídos escucharon los zumbidos de la naturaleza que guarda la historia y los mitos de un territorio ancestral desde cientos de años atrás.

Llegó hasta allí como parte de una expedición pedagógica para conocer el origen del agua que a diario obtenemos girando las perillas de las griferías. Como muchos bogotanos, cuando se hizo esta pregunta, desconocía el trayecto de 18 horas que realiza el líquido hasta llegar a las redes de acueducto de Bogotá, que se alimentan, en un 80%, del páramo de Chingaza.

“Conocer un páramo y entender el origen del agua es una experiencia única e indescriptible”, asegura el joven de 17 años, quien recuerda con emoción el frío penetrante y la sensación de ver caer la neblina hasta cubrirlo todo. Resalta, además, el misticismo de este ecosistema, el proveedor del recurso natural que da vida a Bogotá y cuya existencia “muchas veces damos por sentado”.

Justamente, esta fue la pregunta que motivó a Armando Herrera y Adriana Contreras, dos inquietos maestros de la educación pública, a conformar el semillero de investigación ‘Parfrav’, donde, a través de la ciencia, 80 estudiantes y egresados del colegio Francisco de Paula Santander se forman como Promotores Ambientales Reconociendo la Fragilidad y la Riqueza Ancestral de la Vida (Parfrav).

Conocer el origen del agua los maravilló y los empujó hacia una aventura para entender su significado, no solo en el mundo actual, sino en la cosmovisión de los indígenas muiscas que en épocas pasadas habitaron estos territorios, para quienes las lagunas de Chingaza representaban centros ceremoniales y sitios sagrados de adoración y respeto.

Recorriendo los senderos de este patrimonio natural colombiano, Daniel y sus compañeros entendieron por qué, para los indígenas, el agua vale más que el oro.

“Ellos sabían que es el centro de la vida. El hombre no tiene la naturaleza a su disposición, sino que por el contrario debe ponerse al servicio de la protección de sus recursos, que son limitados y que, si nos llegan a faltar, pueden causar hasta la desaparición de nuestra especie”, explican los estudiantes.

Los guardianes del agua

Para David Grajales, estudiante de noveno, “desde el día en que conocimos el páramo, este se volvió parte de nosotros y nuestra causa para defender”.

De esta forma, cada uno de los integrantes del grupo Parfrav se convirtió en un líder protector del ambiente, entendiendo, desde la teoría de la complejidad, que ante la escasez de agua se tejen incontables problemáticas y fenómenos, como la crisis energética que aqueja al país en la actualidad.

Más allá de los talleres y de las clases ‘a dos voces’ que realizan los profes Adriana y Armando, “las salidas de campo son un detonante en el aprendizaje, pues los estudiantes ya no ven el agua como el líquido que sale del grifo, sino que entienden que hay un ecosistema que nos permite gozar de ella. De ahí el eslogan del proyecto: ‘generar con-ciencia a partir de la ciencia’”, explican los docentes.

De estudiar los elementos biológicos, físicos y químicos que tienen que ver con el ciclo del agua pasaron a verlo con sus propios ojos. El proceso, que según la teoría pasa por evaporación, condensación, precipitación e infiltración a través de la tierra, nunca había sido tan claro para ellos como cuando estuvieron frente a frente con un frailejón, esa planta típica que con sus hojas velludas y flores amarillas adorna los páramos.

“No aprendemos sobre el agua con una explicación en el tablero, sino que vemos el proceso, cómo se distribuye y cómo se almacena el agua en el tallo hueco del frailejón, que funciona como termo-contenedor. Es maravilloso y nos motiva a seguir conociendo y estudiando”, asegura el estudiante Daniel Moreno.

Por eso, al preguntarle sobre el origen del agua que utiliza en su casa y en su colegio, explica con experticia que todo inicia con el aire caliente, que se desplaza por la cordillera, se condensa y se convierte en lluvia, la cual es absorbida por las porosidades de la vegetación de los páramos, especialmente por los frailejones.

“El agua subterránea alimenta el río Guatiquía y después entra el hombre, con los túneles y canales que permiten que llegue hasta las llaves”, señala el joven.

En Chingaza, Sumapaz, el Pantano de Martos y el Santuario de Flora y Fauna Iguaque, los estudiantes experimentan en vivo y en directo la vida y la fragilidad de los páramos. Así, se convirtieron en los guardianes del agua, jóvenes que, al igual que los frailejones se posan alrededor de la laguna para protegerla, son los promotores de su cuidado y su conservación.

Tejiendo soluciones ambientales

Más allá de entender la naturaleza del agua y difundir las acciones que todos los ciudadanos podemos llevar a cabo para disminuir el consumo de este preciado líquido, los líderes ambientales de Parfrav debaten sobre las problemáticas que existen alrededor de este y las soluciones, a pequeña y gran escala, que se necesitan para proteger el recurso natural.

Entre estas problemáticas se encuentran, por ejemplo, el uso intensivo del agua en actividades como la ganadería; la llegada de especies exógenas a los páramos, es decir, ajenas al ecosistema, que afectan la fauna y flora nativa; la caza de animales oriundos de estos territorios, el calentamiento global e incluso el ‘eco-turismo’, que mal planteado impacta negativamente el suelo.

“Es increíble, pero el ser humano es la única especie que defeca sobre el agua. Nosotros, sobre el río Bogotá”, resalta uno de los jóvenes que participa en el grupo con respecto a estas problemáticas. Por eso, investigan sobre usos alternativos de la materia fecal para la generación de gas natural, abono y electricidad.

Aunque saben que se necesitan soluciones estructurales frente al consumo de agua en industrias como la agricultura, la minería y la ganadería, reconocen también que en el día a día todos podemos contribuir con su cuidado. Por eso, estos líderes ambientales hacen cuentas sobre cuánto sería el ahorro si todos los bogotanos ‘se pusieran la camiseta de protectores del agua’.

“Cuando uno se lava los dientes con la llave abierta gasta hasta 20 litros de agua. Si en vez de eso, utilizamos un vaso, puede reducirse al mínimo consumo. Tú solo no impactas, pero ¿qué pasa si lo hacemos 8 millones de bogotanos? Entonces estaríamos dejando huella”, asegura Daniel, estudiante que ha participado en exposiciones sobre el proyecto en eventos de gran importancia como ‘La hora del planeta’.

Estas reflexiones tienen eco en toda la comunidad educativa. Por ejemplo, para conmemorar el ‘Día del Agua’, más de 350 estudiantes del colegio se comprometieron, alrededor de un simbólico frailejón, con acciones concretas para reducir el consumo y aportar en la preservación del recurso hídrico.

La aventura por estudiar los ecosistemas estratégicos cercanos a Bogotá no se detiene. La próxima expedición tiene como destino el municipio de Pasca, donde esperan conversar con los campesinos de la región sobre cómo cultivar de manera más amigable y armónica con el agua sin afectar el desarrollo de sus actividades agrícolas.

Ni la lluvia, ni el frío, ni el viento fuerte que choca contra la piel durante cada visita al páramo, son impedimentos para seguir aprendiendo. Por el contrario, estas sensaciones les permiten reafirmar que Chingaza, Sumapaz y cada uno de los páramos son grandiosos, únicos en el país y en el mundo. Y ese es el mensaje que esperan llevar a todos los niños y jóvenes para que formen parte de la nueva generación de líderes protectores del agua.

Por Diana Corzo A.

Fotos Julio Barrera y cortesía Grupo Parfrav


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