Fecha de publicación: Jue, 02/06/2016 - 15:15

ESTUDIANTES DE BOGOTÁ QUIEREN LLEVAR ENERGÍAS LIMPIAS A NIÑOS DE LA GUAJIRA

René Ramírez convirtió su clase de ciencias naturales en un centro de experimentación y desarrollo de tecnologías limpias y alternativas, 100% amigables con el medio ambiente. Sus estudiantes son ‘inventores verdes’ que quieren cambiar el mundo. Conozca su historia.

Lámparas construidas con materiales reciclados que se alimentan de luz solar, una bicicleta ecológica que convierte la fuerza del ‘pedaleo’ en energía y un sistema de alarma de avalanchas construido a partir de un celular viejo, son algunos de los ‘inventos verdes’ y cero contaminantes, que el profesor René Ramírez desarrolla y construye con sus pupilos del Instituto Técnico Industrial Francisco José de Caldas.

“La filosofía de este proyecto es desarrollar tecnología que sea amigable con el medio ambiente”, sostiene con convicción Valentina Ramírez, una joven pero experimentada inventora que tiene muy claro que sus creaciones deben ser destinadas para el uso y beneficio de la comunidad.

Como todos los grandes inventos, las máquinas del profe René y sus muchachos surgen de una necesidad. Y de una inspiración. “El año pasado viajé con el Ministerio de Educación a La Guajira, y quedé muy impactado al ver que los niños de la escuelita en donde estaba no iban a estudiar porque no había energía para conectar la nevera y refrigerar los alimentos – recuerda el profe René –. Entonces me quedó la inquietud y se me ocurrió que con lo que hacemos con los muchachos del colegio podríamos ayudar a estos niños y a esta comunidad”.

Y luego de analizar variables y examinar posibilidades, el profe y sus estudiantes crearon el primer prototipo de lámparas solares especialmente diseñadas para los niños de La Guajira.

“Son lámparas hechas con baterías viejas de celular y otros componentes reciclados. Funcionan con energía solar y la carga alcanza hasta para dos días. La idea es entregárselas a los niños de La Guajira junto con mensajes de aliento y solidaridad que vamos a meter dentro de las lámparas. Ya tenemos listas 40 lámparas, solo nos faltan el centro de carga y el panel solar y los recursos para llevar todo hasta allá”, explica Juan Diego Gómez, un joven de 13 años que pasó de desarmar el microondas de su casa a crear máquinas que ayudan a la comunidad y que no contaminan.

Tecnología 100% verde y con sentido social

‘Energías renovables para mitigar el cambio climático’ es el proyecto de aula en el que 38 estudiantes de la localidad de Engativá desarrollan ‘versiones ecológicas’ de aparatos que se usan en el hogar y diseñan máquinas que utilizan energías alternativas, cero contaminantes, para su funcionamiento.

“Solo basta con cambiar un poco la perspectiva y darse cuenta de que hay una manera de disfrutar de los adelantos y las comodidades del siglo XXI, sin tener que contaminar y malgastar recursos”, comenta sonriente el profe René, quien convirtió su aula de clase en un centro de experimentación y desarrollo de prototipos 100% amigables con el medio ambiente.

“La contaminación, el calentamiento global, esos son problemas que ya existen, entonces lo que necesitamos con urgencia es una solución y la tecnología puede ayudarnos en esa tarea”, destaca Valentina, que viajó a Francia el año pasado, en compañía del profe René, a compartir los resultados de la experiencia de aula con estudiantes y maestros de 25 países en el ‘Pacto Mundial de Jóvenes por el Clima’.

Baterías gastadas, celulares viejos, computadores obsoletos y aparatos dañados del colegio y de las casas de los estudiantes, dejan de ser ‘chatarra tecnológica’ – que por demás es extremadamente contaminante – y cobran una segunda vida en las manos de estos hábiles estudiantes.

Además de las lámparas para los niños de La Guajira, estos inventores también crearon un sistema de alerta de avalanchas de bajo costo. “Estábamos con mi papá y vimos en el noticiero una avalancha terrible que ocurrió en Antioquia y se nos ocurrió la idea de hacer un sistema de alarma muy sencillo, barato, que sirva para alertar a la comunidad sobre este tipo de tragedias”, recordó Valentina, quien además de ser una de las alumnas más aventajadas del profe René, es su hija.

“El sistema es muy simple. Ponemos unos sensores de distancia dentro de un tubo de PVC que miden el nivel del agua. Cuando el nivel del agua sobrepasa la marca el sistema lanza una señal de alerta que le llega al celular y le avisa que la avalancha está a punto de ocurrir. Ya tenemos el primer prototipo y pronto le vamos a hacer las respectivas pruebas en el nacimiento del río Fucha”, explica.

Diseñando un futuro más amigable para el planeta

Inspiración, creatividad y vocación de servicio son los valores que el docente Ramírez fomenta con su proyecto, que ha ‘encarretado’ tanto a sus alumnos que logró convertirlos en replicantes de su filosofía.

Como Daniel Alejandro Torres quien, en su tiempo libre y en compañía de un amigo del barrio, creó unos audífonos con tecnología bluetooth que no necesitan baterías y trabajan en un ‘brazalete solar’ que sirve para cargar la batería del celular mientras camina.

“Yo quiero ser ingeniero mecatrónico para desarrollar una nueva tecnología enfocada en el planeta. Mejorar las máquinas actuales para que funcionen mejor, que no contaminen. Tenemos que cambiar eso por fuentes alternas como la energía solar que sean autosustentables y amigables”, comenta Daniel.

Este año, estos inventores se proponen rediseñar su salón para volverlo más ‘verde’, quieren convertirlo en un aula autosustentable e inteligente que funcione con energía solar y todas las funciones como el apagado y encendido de la luces y equipos se hagan por bluetooth desde los dispositivos móviles y los computadores.

También continúan experimentando con la versión 2.0 de su ‘bicicleta ecológica’ a la que le van a agregar un alternador y una batería de carro para que tenga carga aún cuando no se esté pedaleando, y ya le dan las primeras pinceladas al ‘Gimnasio Verde’, un proyecto con el que pretenden darle uso a las bicicletas viejas del colegio para crear un centro de ejercicio donde la energía biomecánica que producen los deportistas con sus pedalazos servirá para cargar celulares, computadores y todo tipo de aparatos.

“Todo se basa en generar un cambio para nosotros y para las generaciones venideras. Yo tengo en mis manos el poder de cambiar las cosas, en vez de quejarme todo el tiempo. Si yo puedo generar un cambio… ¿por qué no hacerlo?”, concluye Valentina sintetizando la filosofía de estos ‘inventores verdes’.

Por Nicolás Rodríguez

Fotos Andrés Valenzuela


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