LOS 15 AÑOS DEL COLEGIO JOSÉ MARTÍ: UNA HISTORIA DE RESILIENCIA

Esta institución educativa de la localidad de Rafael Uribe Uribe trabaja sin descanso para hacer de su comunidad un semillero de ciudadanos capaces de superarse a sí mismos y de transformar su entorno.

A pocas semanas de cumplir 15 años de labores, el colegio José Martí tiene muchos motivos para celebrar. El principal: las 2.300 vidas, sueños e historias que hoy se construyen, gracias al trabajo de 130 maestros y directivos docentes.

2.300 niñas, niños y jóvenes que se forman en esta institución bajo un principio sencillo y poderoso: ‘la educación debe generar oportunidades legítimas de progreso y prosperidad para los estudiantes, la ciudad y el país’, como está escrito en su manual de convivencia.

Con 5 sedes, este colegio de la localidad de Rafael Uribe Uribe, es ejemplo de resiliencia para la ciudad. Así lo explica Indira Vergara, coordinadora y líder del proyecto de convivencia del colegio, ya que “al encontrarnos en zonas donde se evidencian problemáticas de ciudad, tales como microtráfico, pandillismo y disputa de territorios, se suele pensar que lo que ocurre en el barrio también afecta a todo lo que allí se ubica y esto no es así”.

La coordinadora agrega que, por esto, han desarrollado estrategias para fortalecer su trabajo a nivel interno, pero también “para que la comunidad descubra las cosas maravillosas que aquí ocurren”.

Por esto, la frase que marca el camino de la convivencia en esta institución hoy es ‘Cuando amamos, cuidamos y cuando cuidamos, amamos’. Una razón para que el pequeño Luis Fabián Pérez, estudiante de cuarto de primaria, se sienta orgulloso de su colegio. Como él mismo lo dice, “uno debe cuidar lo que quiere y yo a mi colegio lo quiero mucho”.

“Lo que buscamos es dar lo mejor de nosotros a nuestros estudiantes, por eso siempre estamos trabajando para ser cada vez mejores, para ajustar nuestras fallas y para hacer del José Martí, un referente para la localidad en materia de calidad educativa”, señala Fabián Rodríguez, coordinador del colegio.

Desde esta perspectiva, y en cabeza del rector Leonardo Abad Flórez, estrategias como la Jornada Única y Extendida de Bogotá, el Desarrollo de la Educación Media, la Atención Educativa desde el Enfoque Diferencial, la Atención a Primera Infancia y la Educación por el Reencuentro, la Reconciliación y la Paz, entre otros, revisten de gran importancia para esta comunidad educativa donde todos, sin excepción, son bienvenidos.

Educación, la salida

“A mí me gusta mucho mi colegio porque todos nos llevamos bien, no botamos basura y cuando tenemos un problema, buscamos a la profe para no pelearnos sino hablar”, asegura el pequeño Luis Fabián, de la sede C del José Martí, ubicada en el barrio Granjas de San Pablo.

Es precisamente este sentido de pertenencia y sentimiento de comunidad, el que se respira por cada una de las sedes del José Martí donde todos son bienvenidos. Así lo comenta la profesora Fanny Rojas quien, junto a cuatro docentes más, se encargan de implementar el programa ‘Volver a la escuela’.

“Contamos con un personal docente calificado que, más que trabajar por fortalecer la imagen de nuestra institución, todos los días llega a clase para mostrarles a estas niñas, niños y jóvenes que, sin importar lo difícil que sea la situación, siempre va a existir una salida, y la educación es una de ellas”, cuenta la maestra.

El coordinador Fabián Rodríguez enfatiza que “el colegio José Martí tiene la fortuna de tener una sede exclusiva para implementar ese lindo programa (‘Volver a la escuela’) que reintegra al sistema educativo a menores de edad, que por diferentes circunstancias se encuentran desescolarizados. Actualmente atendemos a cerca de 100 estudiantes”.

Como esta experiencia, son muchas más las que se pueden encontrar en esta institución educativa de Rafael Uribe Uribe. Desde los programas técnicos en programación de software, serigrafía y electricidad, pasando por el proyecto ‘IntegralizArte para la vida y la escuela’, que les permite a sus estudiantes recibir formación personalizada en artes plásticas, música y danza.

O la iniciativa ‘Sembrando ando’, donde los estudiantes aprenden de soberanía alimentaria, hasta llegar a iniciativas de medios de comunicación escolar como ‘Mírate’ donde sus integrantes, el año pasado, dieron rienda suelta a su imaginación y talento con una inolvidable ‘Radiotón’. 

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La lista de experiencias positivas es larga y crece cada vez más gracias al compromiso de ese equipo docentes que han hecho de su trabajo una pasión que transforma vidas. Y a la receptividad de estudiantes, padres y comunidad educativa para articularse con el cuerpo docente en pro del bienestar de la institución.

Claudia Cristancho, profesora de educación artística, asegura que haber llegado al José Martí le cambió la vida. “Cuando comenté que iba a trabajar aquí, muchos colegas se preocuparon, me dijeron que no me iba a amañar. Ya han pasado 6 años desde que escuché eso y para mí, este colegio ha sido una bendición. Lo más lindo que tiene son sus estudiantes, son tan pilos, respetuosos y capaces que es imposible aburrirse de este lugar”, cuenta la profe.

Por su parte, Olga Jiménez, maestra de literatura, asegura que “en el colegio siempre están ocurriendo cosas maravillosas. Por eso no dudé en traer a mi hijo a estudiar aquí, y gracias a lo que vivió y aprendió acá, hoy es artista plástico de la Universidad Nacional”.

“Lastimosamente la gente del barrio cree los estudiantes somos conflictivos y que hay muchos problemas y eso no es así. ¿O es malo un colegio que nos garantiza, desayuno, almuerzo, transporte y formación con el Sena? Yo no creo”, concluye Angie Hernández, estudiante de grado 11º quien, ad portas de graduarse, ya tiene claro que continuará su formación técnica en serigrafía para consolidar su microempresa.

Todo esto gracias al colegio donde pasó los últimos 10 años de su vida, del que se lleva los mejores recuerdos y las herramientas necesarias para salir al mundo y construir el proyecto de vida con el que tanto sueña.

¡Felicidades a la comunidad del colegio José Martí en sus 15 años!

Porque una ciudad educadora es una Bogotá mejor para todos.

Por Paula Andrea Fuentes

Fotos Juan Pablo Duarte