Fecha de publicación: Mar, 11/04/2017 - 09:32

LA COORDINADORA QUE ‘LE PONE EL ALMA’ A LA CONSTRUCCIÓN DE PAZ DESDE LA INFANCIA

Diana Marcela Méndez es la líder de una iniciativa del colegio Paulo VI, de la localidad de Kennedy, para enseñar a niñas y niños competencias como el manejo de emociones, la tolerancia y el respeto.

Sonreír, escuchar y enseñar con el ejemplo son las tres acciones clave de la coordinadora Diana Marcela Méndez para mejorar la convivencia escolar. Con su carisma, se ha propuesto transformar las relaciones interpersonales en el interior del colegio Paulo VI, especialmente de los estudiantes de primera infancia y quienes cursan los primeros grados de primaria.

AA

La profe Marce, como le dicen los papás, es trabajadora social de profesión y maestra por convicción. Lleva 12 años en el Distrito y asegura que no importan los sacrificios que tiene esta labor y que hay que ‘poner el alma’ y dar todo por las niñas y los niños para aportar un granito de arena a fin de que tengan un presente feliz y un futuro lleno de oportunidades.

Ella, que se enamoró de la educación cuando estudió a Paulo Freire y su educación popular en la Universidad Nacional, llegó hace cinco años a ejercer el rol de coordinadora en este colegio de la localidad de Kennedy.

Sus primeros días allí fueron determinantes para convertirse en líder y gestora de una iniciativa con la que busca aportar a la cultura de paz y ciudadana, pues ingresó a la sede C del colegio, donde se implementa el programa ‘Volver a la Escuela’, con el que la educación de Bogotá busca incluir en las aulas a niñas, niños y jóvenes entre los 9 y 17 años que, por diversas circunstancias, dejaron de estudiar y necesitan ser nivelados para regresar a un salón regular.

“Muchos de los estudiantes habían sido víctimas de la violencia o habían estado involucrados directamente con la guerra. De ahí me surgió la necesidad de generar espacios y herramientas para resolver pacíficamente los conflictos, para que los estudiantes desarrollaran habilidades que les permitieran abordarlos de una mejor forma”, explica Diana Marcela.

Aunque las necesidades institucionales la llevaron a trasladarse a la sede A para ser coordinadora de primera infancia y de los primeros grados de primaria, fue desde ese momento que empezó los procesos de actualización del manual de convivencia, así como la elaboración, junto a los demás maestros, de cartillas que hablan sobre el autocuidado, el cuidado de los otros, el manejo de las emociones, el respeto, la tolerancia y la participación, y que, a partir de tareas como colorear, pintar, cortar, rellenar, les transmiten estas lecciones de vida a los más pequeños.

22

Si bien algunos podrían pensar que no es posible ni necesario hablar de paz en la escuela a niñas y niños desde los 4 años, la coordinadora tiene la certeza de que sí lo es. “La paz la construimos en los actos cotidianos. Cuando nuestros estudiantes escuchan a los demás, se ponen en los zapatos del otro, hacen la fila, ceden el turno y comparten. A diario construimos los acuerdos que nos permiten vivir en armonía”, resalta.

En su día a día se encarga de mediar conflictos de todo tipo. “Cuando se presentan diferencias, los estudiantes llegan muy alterados, cada uno queriendo tener la razón. Los dejo hablar, los escucho y ellos mismos se escuchan. Entonces van entendiendo lo que pasó y aprendemos a resolverlo”, dice.

Otra de las estrategias que diseñó para promover la sana convivencia en el Colegio Paulo VI es que los estudiantes que realizan algún acto que afecta a otros niños o a la comunidad educativa deben generar una acción reparadora.

“Esta acción reparadora involucra también a sus familias. Puede ser, por ejemplo, apoyar la recuperación del jardín o reflexionar con sus compañeros sobre su historia de vida, entre otras. En el país hace falta pedir perdón y perdonar, por eso hacemos este ejercicio de aprendizaje desde los conflictos diarios de nuestros estudiantes”, añade.

44

Sobre este proceso pedagógico y de convivencia, que inició en 2012, la profe Marce concluye que las cartillas son el resultado inicial, porque el verdadero reto es potenciar todos los aprendizajes que puedan surgir de estas.

Para Diana Marcela Méndez, un coordinador y los maestros siempre debe ser un modelo y, más que enseñar lo que saben, enseñar lo que es como ser humano y aprender de los otros. Lo que más la hace feliz de su trabajo es poder generar al menos una sonrisa en algún integrante de su comunidad educativa. “Si yo logro ocasionar esto, el día ya valió la pena”, concluye.

Así como Diana Marcela, quien es agente de cambio en su comunidad educativa, 700 directivos docentes coordinadores participarán el próximo 24 de abril en el IV Encuentro Distrital de Coordinadores, para aportar de manera colaborativa a la construcción e implementación de la política educativa que nos permitirá hacer de Bogotá una ciudad educadora.

Inscripciones al IV Encuentro Distrital de Coordinadores.

 

88

Porque una ciudad educadora es una Bogotá mejor para todos.


¿Le fue útil este contenido?