Fecha de publicación: Lun, 15/05/2017 - 15:34

CON APAPACHOS, ESTA MAESTRA CONSIGUE QUE SUS ESTUDIANTES LEAN 8 LIBROS AL AÑO

‘Apapaches, una caricia para el alma a través de los libros’ es el club de lectura con el que la maestra Blanca Lilia Medina enamoró a sus estudiantes de la lectura y la escritura. Esta es la historia de una maestra que inspira. ¡#GraciasProfe!

Para designar los besos, las caricias, la ternura y las muestras de cariño físicas y espirituales, los primeros pobladores de América utilizaban la palabra ‘apapache’ que significa en lengua quechua ‘caricias para el alma’.

Y justamente eso es lo que les brinda Blanca Lilia Medina a sus estudiantes del colegio Gabriel Betancourt Mejía: ‘Apapaches, una caricia para el alma a través de los libros’, el club de lectura con el que niñas, niños y jóvenes de esta institución de Kennedy leen 8 o 9 libros al año. Tres veces más que el promedio de cualquier colombiano.

Profesora Blanca Liliana

El club aprovecha su cercanía a la Biblioteca Pública del Tintal para surtir sus sesiones de lectura – que se realizan durante los descansos – de un sinnúmero de opciones intelectuales y culturales. Cerca de 250 estudiantes, entre los 4 y los 15 años, hacen parte de este club que cuenta con 12 círculos de lectura que se agrupan por edades y gustos literarios.

Porque para esta licenciada de preescolar con más de 20 años al servicio de la Secretaría de Educación del Distrito y de las niñas y niños de Bogotá, la lectura es un espacio de goce y recreación que no solo les brinda conocimiento y cultura a los estudiantes, sino que también los ayuda a conectarse con su entorno, con sus pares y desarrolla en ellos una sensibilidad especial que se extiende a su vida personal y escolar.

“La lectura no puede verse como una obligación, una imposición, porque la lectura además de ser conocimiento también es goce y alegría. En ‘Apapaches’ queremos que los niños aprendan de los libros, pero ante todo que se enamoren de ellos porque son ‘una caricia para el alma’, como dice nuestra filosofía”, destaca la profe Blanca.

La iniciativa ‘Apapaches’ se articula con el Plan Distrital de Lectura y Escritura ‘Leer es Volar’, al Proyecto de Oralidad, Lectura y Escritura y a todas las iniciativas de promoción de la actividad literaria de la Secretaría de Educación del Distrito.

El ánimo incansable de esta docente, su desbordante carisma, ha logrado contagiar a todos los miembros de esta comunidad educativa y congregarlos alrededor de la lectura, la escritura y la cultura.

Como destaca Teresa de Jesús Sierra, coordinadora de preescolar y primaria de la institución, “los libros son posibilitadores del encuentro, de la comprensión de lo humano, de la construcción de sentido de vida que es lo que se trabaja en la escuela, lo que estamos haciendo es amasar ese material humano que es el que va a nutrir la sociedad. Ese es uno de los factores que más destacamos de la labor de la profe Blanca, que nos hizo entender a todos en el colegio que los libros y la lectura no son sólo conocimiento académico, sino que son vehículos para reencontrarnos, reconciliarnos y comprendernos”.

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‘Qué delicia que es leer’

Cada una de las acciones y actividades del club de lectura de la profe Blanca lleva implícita la esencia del proyecto: que la lectura es alegría. Por eso todas las actividades, cargadas de lúdica y experiencias significativas, llevan sugerentes nombres como ‘Menú literario’, ‘Qué delicia que es leer’ y ‘Para gustos picantes’, que les recuerdan a los participantes que la lectura no es una obligación, sino una enriquecedora diversión.

ASAA

Dos veces por semana, de 9:00 a 9:30 de la mañana, el espacio del ‘recreo’ se convierte en una ventana hacia la imaginación. Cada uno de los grupos de lectura, al calor de los alimentos y las sonrisas, se congregan para compartir las onces y una sesión de lectura en voz alta, que lideran los estudiantes de grados superiores, los profesores y los padres de familia más entusiastas del grupo.

“Aquí se mezcla el olor de la Pony Malta con el olor de los libros. Aquí leemos, compartimos, reímos, conversamos, compartimos onces, es como todo ese apapache del alma que tanto necesitamos”, dice la profe Blanca.

Los estudiantes de la profe Blanca leen entre 8 y 9 libros al año, aunque como dice la profe Blanca, hay otros que leen muchos más, porque aquí no se forman lectores, sino que se acostumbran lectores. “lo que más me gusta del club es leer los cuentos porque son muy chéveres y uno se divierte mucho, y son corticos”, dice Julián David James, de cinco años.

Dos veces al mes, la actividad se traslada a donde ‘la vecina’ del colegio, la Biblioteca Pública El Tintal, que por unas horas es ‘tomada’ por los estudiantes del colegio que se ‘devoran’ los miles de títulos con los que cuenta la colección, en sus diferentes plataformas y formatos porque como reitera la profe Blanca, “no hay una sola forma de leer. Hay miles. Por eso lo que hacemos con los chicos es mostrarles las opciones, novelas gráficas, cómics, libros digitales, todo lo que hay para que ellos escojan de acuerdo a su gusto”.

Los padres, las familias, los espacios para que padres e hijos compartan alrededor de la lectura, de las historias y de la imaginación, son un componente esencial en el proyecto, por eso la profe Blanca no pierde ninguna oportunidad para vincularlos y sumarlos a su causa. Fue así como los padres más entusiastas se convirtieron en dinamizadores de las actividades y cada vez que pueden, le sacan un momento a su jornada laboral para ir a compartir con los niños un rato de lectura y de esparcimiento. Y muchos de ellos ya hacen sus primeros pinitos como escritores y cuentan sus historias y vivencias en el Blog de Apapaches http://apapachesgbm.blogspot.com.co/

“Yo me metí al club por mi hija Laura, que le gusta mucho contar historias a través de la plastilina y los dibujos. Para mí tiene mucho significado que ella pueda hacer eso, que aprenda a comunicar sus ideas y sus sentimientos. Eso es lo que más me gusta del trabajo de la profe Blanca, que ella motiva mucho a los niños para que lean y aprendan y lo hace de una forma muy amorosa”, comenta Norlanda Bustos, madre de familia y orgullosa miembro del club.

De madre a hijo y de profe a estudiante

La profesora Blanca, ávida lectora de Michèle Petit, Graciela Montes y Milán Kundera, se confiesa lectora por afición y no por obligación. Su hábito lector – recuerda la docente – empezó de la mano de su madre, cuando la sentaba en su regazo para leer la revista Selecciones y las tiras cómicas de los diarios de circulación nacional.

“Yo empecé a leer con Mafalda, Condorito y Olafo. Todo eso me encantaba y gracias a esos personajes me empecé a vincular al mundo de la lectura. Por eso soy una convencida de que uno debe leer lo que le gusta, lo que le llama la atención, lo que lo divierte y en ese camino uno aprende y se forma, pero también se distrae”, recalca la docente.

Ese ejercicio de sentarse a leer con los papás, de enriquecer la lectura con comentarios, anécdotas y reflexiones de los padres y de los mayores, es emulado por la profe Blanca en cada una de sus actividades, “porque los primeros referentes de la cultura y el conocimiento que uno tiene son los papás y la familia, y en la escuela pues es el maestro. Entonces si el maestro se sienta con usted a leer un cuento, a comentarlo, a darle vida a través de dibujos o de obras de teatro, es mucho más enriquecedor que si el profesor lo obliga a leer un libro para un examen”. 

En ese camino de aprendizaje y de exploración, la profe Blanca descubrió que la mejor manera de inculcar la lectura y la escritura en los estudiantes es mostrarles opciones para que ellos elijan, en darles alas para que ellos mismos vuelen.

“Yo creo que nuestra labor como educadores, en el ámbito de la lectura, consiste en mostrarles a los chicos los diferentes formatos que existen, todas las formas que hay de leer, para que ellos mismos, dependiendo de sus necesidades y gustos, exploren y decidan. Para mí la lectura es emoción, diversión y eso es lo que le transmito a los chicos: que la lectura sea libertad. La lectura debe ser un acto de inclusión y de libertad”.

¡#GraciasProfe Blanca por apapacharnos y enamorarnos de la lectura!

Por Nicolás Rodríguez

Fotos Juan Pablo Duarte

Porque una ciudad educadora es una Bogotá mejor para todos.


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