DOS DOCENTES DEL DISTRITO FINALISTAS EN EL PREMIO COMPARTIR AL MAESTRO 2017

Salomón Rodríguez y Luis Miguel Bermúdez, maestros de la educación oficial, hacen parte de los 14 finalistas de este importante galardón que reconoce la labor de los docentes y rectores más sobresalientes del país. Este jueves 25 de mayo se conocerán los ganadores.

Maestros comprometidos, innovadores, que inspiran y aportan desde su oficio a construir una ciudad y un país mejor para todos. Así son los profesores y rectores que anualmente conforman la lista de finalistas del Premio Compartir al Maestro 2017, evento que reconoce, promueve y visibiliza la labor docente.

994 propuestas de maestras y maestros de todo el país se presentaron este año. El jurado seleccionó 14 finalistas, entre los que este 25 de mayo se elegirá al Gran Maestro 2017 en el Teatro Colsubsidio Roberto Arias.

Entre este selecto grupo de docentes excepcionales, están dos maestros de colegios públicos de Bogotá. Salomón Rodríguez, profesor de ciencias sociales en el colegio Fernando Mazuera Villegas de Bosa y Luis Miguel Bermúdez, docente de ética en el colegio Gerardo Paredes de Suba. Conozca a estos líderes inspiradores #GraciasProfe.

Salomón Rodríguez

‘Pensar las músicas’ para transformar la monotonía del aula

“Muchas veces le digo a mis estudiantes que si yo volviera a nacer no dudaría un minuto en volver a ser maestro porque la docencia es emoción, es aportar tu vida y tu energía para tratar de construir un mundo mejor”, asegura Salomón Rodríguez que, con su proyecto, ‘Pensar las músicas’, se ha dado a la tarea de potenciar el desarrollo del pensamiento crítico en las asignaturas de sociales y filosofía desde la comprensión de la música.

A través de canciones, elegidas de común acuerdo entre docente y estudiantes, el profesor Salomón aborda, refuerza y analiza los ejes temáticos de su asignatura, creando así, un puente entre los gustos de sus alumnos y el conocimiento.

“Lo que busca el proyecto es desmarcarse de las dinámicas tradicionales de la enseñanza. Salir de la rigurosidad de la clase magistral, para permitirle a los estudiantes un rol más activo dentro de la clase para que puedan darse cuenta de que el viaje al conocimiento no tiene porqué ser aburrido”, asegura este profesor, dueño de una de las clases preferidas de los estudiantes del colegio Fernando Mazuera Villegas.

“Honestamente no sabía que la filosofía podía ser interesante, pero el profe me hace entenderla más fácil con las canciones que elegimos y escuchamos en la clase. Para mí, es uno de mis profes favoritos, es como un padre para nosotros, a nadie le da pereza entrar a su clase porque siempre nos escucha y con él sentimos que estamos trabajando como una unidad (…) él ilumina cualquier habitación, hace brillar todo”, asegura Paula Muñoz, una de sus estudiantes

Para este docente del Distrito, estar entre los 14 finalistas del Premio Compartir al Maestro, es un motivo más que lo impulsa a seguir trabajando por y para sus estudiantes.

“Me presenté cinco veces al premio y por fin pasé. Por eso, sin importar el resultado, me siento ganador. Este reconocimiento es una forma de demostrar que los maestros del Distrito sí somos capaces de producir, de escribir, de investigar a partir de nuestras prácticas y experiencias con los niños”, asegura Salomón, quien gracias a ‘Pensar las músicas’ fue nombrado miembro honorario de la Red de Historia de México en los procesos de Didáctica y Pedagogía ya que, en este país, la experiencia pedagógica ha tenido gran acogida y se ha presentado en las universidades de Guadalajara, Michoacán, Quéretaro y Ciudad de México.

Seguir fortaleciendo este proyecto, que también está siendo puesto en práctica por docentes de otros colegios de Bogotá y México, es el objetivo del profesor Salomón Rodríguez, orgulloso exalumno del mismo colegio que hoy representa con orgullo en uno de los premios más importantes del país.

Luis Miguel Bermúdez

Formar ciudadanos más responsables de sí mismos y sin etiquetas

“Ser docente se trata de perseverancia, de nunca abandonar los proyectos e insistir las veces que sea necesario. Puede que sea difícil, pero para mí todo esto tiene sentido y vale la pena cuando un estudiante me abraza y me agradece por todo lo mucho o poco que le enseñé”, dice Luis Miguel Bermúdez quien, con su proyecto ‘La integración curricular de la ciudadanía sexual y el enfoque diferencial y de géneros’, logró disminuir en su institución educativa el índice de embarazos adolescentes.

“Cuando llegué al colegio y vi esta problemática decidí indagar qué estaba pasando. Cuando descubrí que estaba directamente relacionado con la forma en que los estudiantes se trataban, es decir, estaba muy marcada la violencia de género, me di cuenta que era necesario implementar una ética de la ciudadanía sexual”, explica el maestro.

Fue así como en las clases de ética, se empezaron a tratar temas de cuidado y autocuidado, derechos humanos, sexuales y reproductivos y demás temas que permitieron hablarles a los estudiantes de situaciones que eran cotidianas en su vida, pero que no sabían cómo manejarlas. El resultado fue casi instantáneo y, poco a poco, el número de estudiantes en embarazo, disminuyó.

“El éxito de la estrategia fue que tomamos los problemas que tenía la institución y los transformamos en una temática curricular para combatirlo. Por eso, los estudiantes aprendieron a quererse a ellos mismos, a respetar las diferencias y a conocer sus derechos, lo que permitió que entendieran la importancia de ser responsables con su cuerpo y su sexualidad”, dice este profesor para quien la docencia es su pasión.

Para Luis Miguel, ser uno de los finalistas del Premio Compartir al Maestro 2017 le reitera la importancia de construir y enseñar desde el afecto, pues es este el pilar del proyecto que ha transformado la vida de cientos de estudiantes que hoy en día son ciudadanos empoderados, seguros de sí mismos y respetuosos de la diferencia.

Sin importar si gana o no, este docente seguirá trabajando bajo la promesa que algún día le hizo a su padre: ser el mejor maestro del país. No sólo por él, sino también por sus estudiantes que siempre encontrarán una enseñanza, un consejo, una voz de apoyo.

Porque una ciudad educadora es una Bogotá mejor para todos.