Fecha de publicación: Jue, 27/12/2018 - 12:52

BOGOTÁ CIERRA EL 2018 CON 20 COLEGIOS NUEVOS ENTREGADOS Y EL MEJOR PAE DEL PAÍS

Más bienestar y mejor infraestructura para las niñas y niños: así se invirtieron los impuestos de los bogotanos en 2018.

El gobierno Peñalosa se comprometió a ejecutar 362 obras de infraestructura educativa para cambiar a Bogotá para siempre.

Son 62 colegios nuevos, 30 en lote nuevo y 32 en lote existente,y 300 mejoramientos de sedes de colegios oficiales. Metas que superan las de cualquier otra ciudad del país y que cuentan, por supuesto, con una inversión de gran proporción, sin referente en otras capitales o administraciones anteriores en Bogotá: 1,1 billones de pesos.

Con estas obras, esta administración le dejará a Bogotá más de 271 mil metros cuadrados de nueva infraestructura educativa, o lo que sería igual a tener capacidad para albergar toda la matrícula de los colegios de ciudades como Manizales o Pasto.

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Además, 30 mil cupos nuevos en jornada única, más de 62 mil niñas y niños beneficiados con colegios reconstruidos, dignos y hermosos y otros 300 mil estudiantes con mejoramientossustanciales en la infraestructura de sus sedes.

Las obras avanzan con la supervisión personal del alcalde, decidido a garantizar la mejor educación del país, con dignidad, bienestar y en espacios seguros.

Por esto, el 2018 finaliza con 20 colegios nuevos entregados a los bogotanos: 5 construidos en lote nuevo y otros 15 en lotes existentes. Además, los 42 adicionales avanzan a toda máquina: actualmente hay 20 colegios en obra, 13 en diseño y 9 en gestión predial que la administración espera entregar a lo largo de 2019 y 2020.

Más y mejores espacios para aprender con calidad

Con la inversión destinada por el gobierno Peñalosa a la infraestructura educativa, el sector de la educación está aportando cerca de un punto del PIB de la ciudad (0.7 %), e impactando de manera positiva sectores como la construcción, la administración pública y el suministro de servicios.

Según datos de la Secretaría de Educación del Distrito, la construcción de los colegios ha generado más de 6.400 empleos directos, entre operativos y administrativos en las obras, y requerido más de 182 mil metros cúbicos de concreto, 13 millones de kilos de acero y más de 197 mil metros cuadrados de ladrillo, entre otros.

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Pero hay más. La relevancia de las obras que hoy se adelantan en Bogotá, también es proporcional a la necesidad histórica de las zonas que más requerían espacios para la educación.

El Ministerio de Educación Nacional identificó en 2015 que, para implementar la jornada única en todos los colegios de la capital de país, se necesitaban más de 9 mil aulas, lo que situaba a Bogotá en el ‘top 5’ de las ciudades con mayor necesidad de mejorar y ampliar su infraestructura educativa.

Consciente de esta deuda histórica, similar a la que llevó a Peñalosa a construir más bibliotecas para los bogotanos en 1998, la administración distrital inició la construcción de estos 62 nuevos colegios, 13 cofinanciados por Ministerio de Educación Nacional con un aporte 80 mil millones de pesos, en las 14 localidades que tenían mayor insuficiencia de cupos escolares.

“La inversión de nuestro gobierno a la educación de Bogotá es muchísimo más alta que el aporte en términos porcentuales que hacen otras ciudades como Medellín o Cali. Cada uno de los centavos que se destinan a los programas de este sector, como la construcción de colegios, surgen en gran medida de los recursos propios de la ciudad y se invierten con toda la integridad técnica para que la educación sea la mejor que pueda existir”, afirma el alcalde Enrique Peñalosa.

Obras que cambian vidas para siempre

Un colegio no existe sin cimientos, salones o paredes. Y, por eso, la mañana del 27 de diciembre de 2017, es un momento que Jaime Jiménez no podrá olvidar en su vida.

Ese día, los planos de papel que este hombre de 45 años había sostenido por varios meses en sus manos, ya no fueron necesarios para ver la obra hecha una realidad y completamente terminada.

Ante los ojos sorprendidos de este tolimense, estaba el colegio en lote nuevo Jorge Mario Bergoglio, un plantel en la mitad del barrio Ciudadela Cafam, en donde en otra época no había más que un lote con pasto, como él hoy lo recuerda.

Jorge fue veedor voluntario para hacer seguimiento a los 8.700 millones de pesos que se invirtieron en las obras de esta institución y que, en menos de un año, se transformaron en salones de clase, canchas, laboratorios, espacios para enseñar arte y música a los niños del sector. Entre ellos, a sus hijos.

“Con los planos en las manos pensaba en Sara y Esteban, con el anhelo de un padre que quiere lo mejor para sus hijos. Hoy, después de un año de haberlos matriculado allí, estamos muy felices porque el colegio tiene unos estándares de calidad que cualquier quisiera tener, no solamente por su planta física, sino por todas las cosas buenas que pasan dentro”, afirma.

A Sara y Tomás Jiménez, sus dos hijos de 6 y 12 años, el colegio les cambió la vida. Ahora estudian a pocos metros de su casa, disfrutan los beneficios de la jornada única, aprenden felices en sus espacios amplios y seguros, y se perfilan como bachilleres filarmónicos, gracias al énfasis de su colegio en la formación de música clásica.

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Como la familia Jiménez, miles de habitantes de la ciudad han visto cómo se levantan las obras de los 62 colegios nuevos prometidos por Peñalosa, que se construyenpara ampliar el número de cupos en jornada única y mejorar los espacios de aprendizaje de los estudiantes, pero especialmente para que las niñas y niños de Bogotá sean realmente felices. Porque en ambientes dignos, está comprobado, las niñas y niños aprenden mejor.

Es el caso del colegio La Felicidad, en la localidad de Fontibón, en el cual sus espacios encajaron en la pedagogía propuesta de docentes y familias: enseñar a sus estudiantes a sentirse bien y a gusto con la vida. A ser felices.

“Aquí les ofrecemos la posibilidad de encontrar alegría en el colegio en unos espacios físicos que sin duda invitan a sentirse bien y a disfrutar. Pero, más que eso, cada experiencia de aprendizaje está pensada para que nuestros niños aprendan, rían y se expresen desde el afecto”, señala la profesora Consuelo Moncada.

A los proyectos institucionales de los nuevos colegios, se suman más de 140.200 millones de pesos destinados a la dotación de instrumentos musicales, libros, utensilios para laboratorios de física y química, material didáctico para primera infancia, primaria y secundaria, elementos tecnológicos como computadores portátiles y tableros digitales.

Estas ayudas, que también incluyen mobiliario escolar como mesas, pupitres y escritorios, le dan vida a los espacios y a la calidad a la educación de niños y jóvenes.

“Estos colegios que transforman la vida de miles de estudiantes son nuestro compromiso a usar los recursos de la ciudad con responsabilidad, con eficiencia y con transparencia. Somos un gran equipo por la educación, formado por ciudadanos, familias, docentes, directivos, funcionarios y estudiantes que juntos estamos impulsando a toda una generación de bogotanos más felices y más capaces”, asegura la secretaria de Educación, Claudia Puentes.  

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La secretaria explica que las nuevas obras de infraestructura educativa se desarrollan en localidades donde se concentra el 60 % de la población capitalina y la mayor cantidad de niñas, niños y adolescentes en edad escolar. Por eso, los colegios se erigen como un símbolo comunitario en el que el conocimiento para un mejor futuro es una prioridad de la ciudad.

Ese es el caso del colegio Las Américas, una obra de gran escala que abrió sus puertas en septiembre de este año y que acoge a 2.500 estudiantes de la localidad de Kennedy (una de las 5 localidades con más déficit de cupos), gracias a una inversión superior a los 35 mil millones de pesos. 

En sus 13 mil metros cuadrados construidosel Distrito desarrolló bloques más amplios con mejores áreas de estudio, espacios adecuados para la recreación y zonas de extensión con material sintético; además de 53 aulas, 15 de ellas para educación inclusiva, biblioteca, sala de lectura infantil, aula polivalente, aula múltiple, cocina escolar, baños, y canchas múltiples,

Este nuevo colegio reemplazó instalaciones que tenían entre 35 y 50 años de servicio con nuevos laboratorios de ciencias, física y química, aulas de tecnología e informática, talleres de arte, danzas y música que ahora cumplen con todos los estándares de calidad, seguridad, habitabilidad y funcionalidad, en especial para los estudiantes con discapacidad cognitiva, quienes requerían espacios más incluyentes y seguros.

El gran impacto de los mejoramientos

Además de la construcción de los 62 colegios nuevos, la apuesta por garantizar más y mejores espacios de esta administración llegó a la mitad de las sedes educativas con las que cuenta el sistema educativo oficial de la ciudad.

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Con obras que incluyen mantenimiento correctivo de espacios, mejoramientos a infraestructura para la primera infancia, mejora de fallas en servicios públicos, atención de emergencias e intervención a comedores escolares, entre otros, el gobierno Peñalosa ha mejorado 265 sedes educativas desde 2016 a la fecha, con una inversión cercana a los 45 mil millones de pesos. 

Gracias a este tipo de intervenciones, el color y la diversión están de vuelta en los salones de pre jardín y transición del colegio Fabio Lozano Simonelli, en la localidad de Usme. Por varios años, las 75 niñas y niños que asisten a diario a los tres salones de primera infancia, vieron como día a día el color de sus paredes se iba apagando mientras aparecían pequeñas líneas que se convertían en grietas y humedades.

La antigüedad de sus aulas, que en ocasiones impedía el funcionamiento de las redes eléctricas y, en consecuencia, el uso de recursos como la música y los audiovisuales, se sumaban a la difícil tarea de ir al baño, porque según la rectora, Graciela Díaz, las baterías sanitarias instaladas eran insuficientes para todos.

Hoy, “las largas filas en los baños y las dificultades con los salones, son cuestión del pasado”, afirma la rectora.

A partir de este año, los más pequeños del colegio disfrutan ‘en grande’ con salones iluminados y llenos de color y con nuevas baterías sanitarias a su medida, acompañadas de grifería y enchapes para estrenar. Pero eso no es todo. Sus otros 1.600 estudiantes de grados 1 a 11 tienen también baños nuevos, algunos para población en condición de discapacidad, así como espacios limpios y dignos para el aseo personal.

Estas obras les han cambiado la vida a mis estudiantes, ellos lo sienten así cuando ven que tienen espacios dignos para estudiar. Es una manera muy directa de respetarlos”, afirma la rectora, Graciela Díaz.

Sus palabras ratifican la apuesta del gobierno distrital de invertir los impuestos de los bogotanos en la educación de miles de niños y jóvenes y sus familias. “Estamos convencidos de que la educación no solamente sirve para conseguir trabajo o para competir, sino para apreciar la vida, para ser más felices, para ser una sociedad más civilizada y mejor”, concluye el alcalde. 

PAE: orgullo de los bogotanos

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Superando a ciudades como Medellín, Cali y Barranquilla, Bogotá entregó 728 mil refrigerios escolares y más de 181 mil desayunos y almuerzos diariamente durante 2018. Esto no solo evidencia la operación del Programa de Alimentación Escolar más grande del país, sino que consolida a la capital como la única que garantizó complementos alimenticios ricos, balanceados y de calidad al 100 % de los niños el 100 % de los días del calendario escolar.

“Bogotá es la ciudad con el PAE de mejor calidad y mayor cobertura niños/días: es la única entidad territorial que garantiza alimentación todos los días para todos los niños”, asegura el alcalde Peñalosa, quien explica que la capital está por encima de ciudades como Medellín que entrega complementos 155 días escolares, Cali con 188 días, Barranquilla con 138 días y Cartagena con 47 días.

Desde el1 de enero de 2016 al 30 de noviembre de 2018, el gobierno de Enrique Peñalosa comprometió recursos por más de 1 billón de pesos para la alimentaciónescolar (90 % de recursos propios y 10 % la Nación), a través de un nuevo modelo de contratación que garantiza la calidad, la transparencia y la eficiencia.

Superando a ciudades como Medellín, Cali y Barranquilla, Bogotá entregó 728 mil refrigerios escolares y más de 181 mil desayunos y almuerzos diariamente durante 2018. Esto no solo evidencia la operación del Programa de Alimentación Escolar más grande del país, sino que consolida a la capital como la única que garantizó complementos alimenticios ricos, balanceados y de calidad al 100 % de los niños el 100 % de los días del calendario escolar.

“Bogotá es la ciudad con el PAE de mejor calidad y mayor cobertura niños/días: es la única entidad territorial que garantiza alimentación todos los días para todos los niños”, asegura el alcalde Peñalosa, quien explica que la capital está por encima de ciudades como Medellín que entrega complementos 155 días escolares, Cali con 188 días, Barranquilla con 138 días y Cartagena con 47 días.

Desde el1 de enero de 2016 al 30 de noviembre de 2018, el gobierno de Enrique Peñalosa comprometió recursos por más de 1 billón de pesos para la alimentaciónescolar (90 % de recursos propios y 10 % la Nación), a través de un nuevo modelo de contratación que garantiza la calidad, la transparencia y la eficiencia.

Así lo confirman los 3 reconocimientos en el ámbito internacional y 1 en el nacional obtenidos a la fecha: Mejor Programa de Alimentación Escolar del país (MEN – 2018), Premio Interamericano a la Innovación para la Gestión Pública Efectiva (OEA – 2018), una de las 10 prácticas de alimentación escolar en América Latina (FAO – 2018) y Modelo de compras públicas (Open Contracting Partnership – 2017)

La eficiencia y calidad del PAE de Bogotá también se confirma en los datos del Sistema Distrital de Quejas y Soluciones: de los cerca de 172.800.000 complementos alimenticios que se entregaron en 2018, tan solo se recibieron 110 peticiones de la ciudadanía.

Además, en lo que va del gobierno Peñalosase han abierto 45 comedores escolares nuevos (37 en sitio y 8 cocinas móviles) para llegar actualmente a 152 en operación, cifra récord para la ciudad; se renovaron las recetas con apoyo de reconocidos chefs para ofrecer complementos más ricos y se trabaja con maestros, familias y estudiantes para que tengan hábitos de vida y alimentación saludable.

 

Porque una ciudad educadora es una Bogotá mejor para todos. 


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