Fecha de publicación: Jue, 14/05/2020 - 21:15

Los juegos de aventura mental con los que dos profes de Bosa enseñan ciencias

Yolanda y Juan Camilo atrapan a sus estudiantes con las narraciones, acertijos y enigmas de un escape room. ¿En qué consiste su iniciativa de aprendizaje durante la cuarentena? Conózcala. #MiProfeMiHéroe

Todo empezó hace un año cuando Yolanda Dueñas Porras y Juan Camilo Díaz Moya, profesores de jóvenes de grados décimo y once del Colegio Distrital Alfonso López Michelsen, ubicado en la localidad de Bosa, iniciaron una travesía al entrelazar sus habilidades, experiencias, gustos y compromiso para romper esquemas frente a las metodologías tradicionales de la educación.

Profesores en video llamada

En ese recorrido, su primer desafío fue unir sus talentos para trabajar conjuntamente en un espacio académico y totalmente voluntario que, según cuentan ellos, permitió a sus estudiantes desarrollar un producto digital que narra la historia sobre la expedición botánica, esto apropósito de la conmemoración del año del Bicentenario. Juan Camilo recuerda que en ese momento encuentran que el punto de trabajo en común con la profesora de Química es la ciencia.

Luego de realizar en conjunto otros proyectos, vieron en medio del confinamiento por la pandemia del coronavirus una oportunidad para continuar uniendo esfuerzos y, al mejor estilo de súper héroes, se transformaron y adaptaron a nuevas formas de educar. Explican que han utilizado herramientas de la estrategia ‘Aprende en casa’ de la Secretaria de Educación del Distrito, pero también han ido más allá buscando nuevas opciones en medio de la flexibilización de la educación y siempre pensado en persuadir a sus estudiantes para que aprender sea un disfrute.

Estos dos profes se han adaptado a la nueva realidad y lo más importante es que han logrado clic con sus 280 estudiantes desde sus casas, por su novedosa manera de combinar la virtualidad, la realidad, la fantasía, la Filosofía, la Historia y la Química: “para mis estudiantes aprender es un goce”, dice Yolanda.

Esta historia muestra como muchos profesores han encontrado nuevos mecanismos para llegar a la comunidad educativa en medio de la pandemia por covid – 19, que ha confinado a niñas, niños y jóvenes en sus hogares. Según la Unesco 1,268,164,088 estudiantes, que representan el 72,4 % del total de alumnos matriculados en todo el mundo, se encuentran afectados por el aislamiento.

La empatía es la clave de la motivación en la educación

La estrategia de estos exploradores se basa en el uso de la virtualidad mediante herramientas digitales de fácil acceso para sus estudiantes, un empleo desbordado de creatividad y de narraciones fuera de lo común.

Otro tema vital es la conexión con la realidad de lo que pasa en Bosa, que termina en la construcción de historias contadas a través de juegos, retos, series de podcast, foros dibujados y un sinfín de nuevas ideas.

Cuando estos dos profes se reúnen a trabajar se vive una explosión de creatividad y novedad, que llevan a sus chicos de manera muy natural a “entender la química de la vida”, como lo dice Yolanda, y a “comprender las problemáticas del aislamiento en un lugar que se llama Bosa”, como lo explica Juan Camilo.

Lo que uno nunca se imagina es cómo logran combinar la clase de Química, que ella dicta, con la de Contexto Social, que dicta él. Para ellos esto ha sido un reto que, en palabras de Yolanda, nace como respuesta a los gustos y los intereses de los estudiantes: “estamos ofreciendo otras posibilidades que el aula no tiene y te limita y que, además, rompe completamente el esquema de poder del profesor frente al alumno”.

En este caso, con el profesor Juan Camilo, “compartimos la idea de brindar una experiencia de aprendizaje diferente, y con la excusa de innovar el entorno educativo, hemos aprovechado la apertura que tienen los chicos con el juego para motivarlos a aprender de Química, Historia y Filosofía”.

En medio de carcajadas, Yolanda muestra como un detalle adicional, pero fundamental, y es la escenografía que utiliza para que la vean los estudiantes en sus pantallas, es una composición en tonalidades azul con estrellas de diferentes tamaños, donde de manera cuidadosa muestra elementos del universo, incluso introduce otros de la semiótica.

Les explica que “la ciencia es expansión, no tiene límite y que así es la vida misma y que por eso las formas de su marco no encajan”. Y, además y lo más importante, es que con esto busca conectarse con ellos a través del prototipo de los YouTubers, personajes que a ellos les gusta y es una manera de ser percibida más cercana.

“Me quito el sombrero”

“No cualquier persona ama tanto lo que hace para reinventarse y crear una forma única y narrativa como estos dos profesores lo hicieron. Me quito el sombrero”, expresa Diego Hernández, del curso 1102 del Colegio Alfonso López Michelsen.

La fórmula: salirse de los límites del aula

Juan Camilo, que es filósofo, estudió Políticas Públicas e hizo un magister en Historia, se considera una persona muy curiosa y creativa que siempre está buscando cosas nuevas para proponer, no solo a sus alumnos sino también para ponerlas en práctica en su vida diaria. Con mucha alegría dice: “mi hija Lucía es parte principal y motor de la creatividad que le imprimo a este desafío”.

Yolanda es licenciada en Química y con magister en Didáctica de las Ciencias. Recuerda que en su juventud fue rebelde y que nunca le gustó la monotonía y la forma en que sus profesores trasmitían el conocimiento y ahora, al estar al otro lado, la interpelan esos recuerdos para ofrecer a sus estudiantes nuevas alternativas y hacer del aprendizaje un goce. Ahora, con la virtualidad, expresa con mucha emoción “con este tipo de apuestas no tengo límites para aportar a la juventud y a la sociedad”.

Además, dice de manera tajante, “no todo el mundo está dispuesto a salir de los límites de un currículo y ambos -con Juan Camilo- cogimos la coordenada de ver oportunidades diferentes en lugares donde están instaladas otras lógicas de pensarse la escuela y el currículo tradicional”.

La búsqueda de la pócima en un juego de aventura digital

Luego del descubrimiento interior y mutuo, estos dos educadores se dieron a la tarea de realizar su primera creación durante el confinamiento, la cual denominaron “La búsqueda de la pócima”. Un juego que se desarrolla a través de una historia que ocurre en la localidad de Bosa en medio de la pandemia del coronavirus y que se cuenta a través de recursos narrativos como el símil, la metáfora, etc.

Tomaron alrededor de dos semanas planeándola y probándola hasta llegar a su lanzamiento el viernes 24 de abril. Este es un reto conocido como escape room (o cuarto de escape) que es planteado a los estudiantes, allí ellos resuelven retos hasta encontrar un tesoro. “Como no podíamos hacerlo de forma presencial y queríamos diversificar las dinámicas de aprendizaje, entonces lo que hicimos fue crear un juego desarrollado en Google Drive”, cuenta el profesor.

Con sorpresa y con mucha motivación observaron que el fin de semana del 25 y 26 de abril, más de la mitad de los estudiantes ya habían jugado el reto y que una semana después ya eran 500 los juegos resueltos, “lo que muestra que los chicos lo han jugado varias veces”, como lo explica Juan Camilo.

Y agrega que “los resultados de la participación son muy chéveres porque ellos están acostumbrados a otro tipo de cosas, a que uno les dé las instrucciones de todo lo que tienen que hacer. En el escape room ellos tienen que hacer una lectura muy detallada de la narración y ésta es la que les va dando las instrucciones. Si no leen bien la narración, no pueden ir cumpliendo los retos, así estamos fomentando una capacidad diferente de pensamiento crítico y lectura crítica”, señala el profesor de Contexto Social.

 

La chicharra: el ruido en el aula virtual

La ‘Chicharra Podcast’ nace de la curiosidad de hacer ruido y radio de estos dos maestros, y la motivación se acrecienta luego de escuchar otras experiencias similares, así es como ellos deciden combinarlo con la creación de los juegos y embarcarse en esta nueva expedición de continuar integrando sus saberes y habilidades con sus propósitos de formar seres humanos críticos.

De manera expresiva Yolanda dice que a los estudiantes le ha gustado muchísimo y con esto “se dan cuenta de que existen otros medios de comunicación, diferentes a los que ellos normalmente conocen. Es un medio de fácil acceso y además es una manera entre ellos y nosotros de crear redes radiales y generar ruidos y efectos. En ultimas, es una forma diferente de escuchar el aprendizaje sin estar condicionados a la tarea por una nota, sencillamente es escuchar aprendiendo”.

Aquí escucha la ‘Chicharra Podcast’

Creación conjunta en la distancia

El proyecto nace por el interés en la búsqueda de mezclar nuevas metodologías como la gamificación (uso de herramientas del juego como mediador del aprendizaje) y el STEAM que es la transversalización de Ciencias, Ingeniería, Artes y Matemáticas y esto unido con las habilidades comunicativas y tecnológicas que trae consigo el siglo XXI.

Posteriormente, arranca su proceso creativo que sale espontáneamente conversando de Filosofía, hablando de la vida después de la muerte, ovnis, extraterrestres, pócimas, tesoros etc., para luego ser imparables generando ideas nuevas para sus estudiantes.

“Mi proceso creativo es de 6 a 9 de la mañana. Se me ocurren muchas cosas y las voy escribiendo en una plataforma que funciona como un block de notas avanzado que compartimos con la profe Yolanda”, cuenta Juan Camilo. Luego ella lo complementa con otras ideas para la construcción de nuevos contenidos y el profesor, en su lugar de creación se dedica a escribir las narraciones. También comparten música y películas porque eso les ayuda para la gestación de nuevas ideas.

Este es apenas el inicio porque luego viene la etapa de producción. Para eso escogen el momento más tranquilo y relajado posible, porque ahí es donde empieza la puesta en escena de la creatividad.

Como un buen artista, también han definido un espacio dedicado en sus casas a la creación, donde han logrado con la mayor naturalidad narrar las historias que terminan en los oídos de sus 280 estudiantes, se amplifica a sus familias y todo el que quiera conocer el producto, porque es un contenido que han decidido publicarlo libremente.

Yolanda opina que otro ingrediente indispensable es el trabajo en equipo. “Es una habilidad de este siglo para enseñar a los estudiantes y qué mejor que dando ejemplo”, y añade que incentiva la colaboración, el intercambio de ideas y conocimientos que se entrelaza muy bien con la mezcla de herramientas de la comunicación. “En este proyecto pedagógico que estamos llevando, de manera individual, nunca se hubiera podido hacer”.

 

El antes y el después del aislamiento

“Debo decir que me hace falta el aula y compartir con los chicos”, es lo primero que menciona Juan Camilo al pensar cómo eran sus clases antes del 15 de marzo. “Para mí el aula no es solo el lugar de aprendizaje sino también de diversión que extraño”. Sin embargo, para él, estar en su casa no genera ninguna tristeza. Pero sí siente que hacer clases virtuales desde la casa hace que cosas de allí terminan siendo públicas y también buscar en la casa las herramientas para las clases es algo nuevo para él.

El proyecto arrancó con el uso de herramientas de simulación interactivas para la enseñanza de Química, luego se sumó el Classroom, el Notion (block para escribir y planificar), combinado con plataformas como Spotify, Zoom y Google Drive, que han sido los canales de comunicación entre los dos educadores y sus estudiantes.

Pero los cambios no solo son para los profesores en sus clases. “A los chicos, desde lo presencial, les cuesta mucho participar, quizás porque no tienen confianza en sí mismos, por la burla de los demás compañeros o temores, en cambio en la virtualidad participan mucho, preguntan más, se atreven a más”, analiza Yolanda y cree que estos medios han permitido que muchos que en lo presencial estaban en el anonimato sean más extrovertidos en lo virtual.

Sin embargo, ellos concluyen que es un proceso que exige permanentemente aprender a comunicarse de otras formas y enseñar de otras maneras.

Clases que trascienden más allá del salón

Para Sara Flechas, estudiante de grado once del Colegio Alfonso López Pumarejo, las clases de los dos docentes son muy estratégicas, llaman la atención de sus estudiantes y transcienden sobre el concepto que se tiene sobre las aulas de clases.

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La química de la vida

La profesora Yolanda cuenta que lo más difícil que ha tenido que enfrentar ha sido la angustia de sus estudiantes por no tener Internet y trae como anécdota que un estudiante le envío un video por el celular de la mamá donde le mostraba que su computador no estaba funcionado.

“Frente a estas cosas les doy tranquilidad y que entiendan que si no hemos podido tener encuentros virtuales no es culpa de ellos ni de sus familias, que más allá de eso lo que necesitamos es entender la química de la vida y lo que más interesa es la salud y seguridad de ellos y sus familias”, afirma.

De manera particular para este equipo docente es claro que los estudiantes que están a punto de salir del colegio necesitan un acompañamiento enfocado en lo emocional. “Esa etapa de la vida de un joven es muy importante, es por eso que los contenidos que preparamos se hacen pensando en herramientas que ellos necesitan como es la lectura crítica, por ejemplo, para presentar las pruebas Saber”, dice Juan Camilo.

Los profesores Yolanda y Juan Camilo piensan que después de este confinamiento, la educación tendría que cambiar en tres aspectos: primero, en cómo se van a concebir las aulas cuando se está hablando de un distanciamiento social; segundo, pensar en las formas cómo van a entrar al aula las herramientas virtuales y tecnológicas que los maestros están usando en el aislamiento; y tercero, cómo los maestros acompañarán el desarrollo de habilidades a las nuevas exigencias del mundo.

 

¡La educación en primer lugar!


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