Fecha de publicación: Mié, 22/04/2020 - 18:22

#AprendeEnCasa: consejos para enamorarse de la lectura en cuarentena

La escritora y periodista Pilar Lozano, quien acompañará la franja especial de la educación de Bogotá en la #LaFILBoEnCasa, nos entrega algunos consejos y libros para que grandes y chiquitos amemos la literatura de por vida.

Arrancó la Feria Internacional del Libro de Bogotá. Una feria atípica, por ser la primera en su historia totalmente virtual, que nos permitirá ‘escapar’ del confinamiento en el que estamos por cuenta del coronavirus.

Entre el 22 y el 30 de abril, la educación pública de Bogotá estará presente en #LaFILBoEnCasa con una franja especial de programación para niñas, niños y jóvenes, que podrá disfrutarse a través de la comunidad en Facebook del Portal Red Académica, de 9:00 a 9:30 a.m.

Serán espacios de fortalecimiento de la lectura y la escritura, como parte de las herramientas, recursos y orientaciones que se implementan en el marco de la estrategiaAprende en Casa’, con la que la capital continúa las clases para 791 mil estudiantes de colegios oficiales en la actual emergencia sanitaria.

La reconocida autora española de 20 títulos de literatura infantil y juvenil, Pilar Lozano, liderará las lecturas en voz alta para los jóvenes. Conversamos con ella para que, desde sus vivencias y gustos, nos diera algunos consejos para flechar con la literatura los corazones de las familias y sus recomendados para leer en este tiempo de asilamiento obligatorio. Esto fue lo que nos contó.

Conozca más: Aprende en casa’, ahora desde la Feria del Libro de Bogotá

Secretaría de Educación: Pilar, sabemos que estudió periodismo y, si bien hay enormes coincidencias con el mundo de la literatura, queremos saber en su opinión: ¿cómo se relacionan el periodismo con la literatura?

Pilar Lozano: Yo digo que vivo de jugar con las palabras. Lo hago cuando escribo una crónica periodística y mucho más cuando escribo un cuento o una novela. El periodismo diario, el hecho a la carrera, deja por fuera la belleza estética del lenguaje que es la que define la literatura. La crónica, sabemos, es el género periodístico más cercano a la literatura. Hay crónicas muy pulidas, más bellas que un cuento. García Márquez decía que las crónicas son cuentos sobre hechos verdaderos.   

¿Por qué decidió convertirse en escritora?

No fue una decisión consciente, digo que fue un regalo que me dio la vida. En mi caso, periodismo y literatura están ligados. Y ejercí como periodista durante 40 años. Mi primera historia apareció en un viaje que realicé para hacer una crónica sobre Roncador, Quitasueño, Serrana, Serranilla, esas moronas de territorio colombiano que hacen parte de San Andrés y Providencia.

Tuve la suerte de viajar en un barco oceanográfico de la armada. Me enamoré del barco y sentí deseos de que todos los niños del mundo -empezando por mi hijo- pudieran conocerlo. Pero, cuando le pregunté al capitán, me miró muy serio y me dijo tajante: “¡Aquí nunca se sube un niño porque molestan mucho y los científicos necesitan silencio para trabajar!”.

Ese ‘nunca’ me convirtió en escritora. De inmediato me dieron ganas de escribir un cuento de una niña que hace una pequeña trampa y logra subir a un barco oceanográfico… Así nació ‘Socaire y el capitán loco’, el primero de mis libros. Seguí recorriendo el país haciendo reportajes y aparecieron nuevas historias. Ya tengo 20 libros.

¿Considera usted que la lectura es una prioridad para los jóvenes de hoy en día?

Debería ser. No solo la lectura, también la escritura. Creo que los adultos nos hemos encargado de alejarlos de estas dos herramientas que son indispensables para la vida. Y muchas veces lo fácil es cortar las alas a los niños justo en el momento en que solo quieren volar. Una palabra, un gesto de nosotros, los adultos, los achica, los bloquea, logra que se paralicen cuando, por ejemplo, los enfrentamos a una de las actividades que nos distingue como seres humanos: apropiarnos y hacer uso del lenguaje escrito.

¿Cómo hacer para cautivar a los jóvenes y convertirlos en lectores asiduos?

Es una tarea que debe empezar desde la primera infancia. Desde pequeños debemos propiciar el acercamiento de los niños a la lectura y la escritura; debe ser algo cotidiano, ligado a la vida misma.

Todos tenemos la posibilidad de leer, de escribir; estas dos actividades son fuente de gozo. Y para que estas dos actividades nos ‘toquen’ desde muy niños debemos contar con la ayuda de adultos -padres, madres, cuidadores, maestros- que lean y escriban con placer y nos sepan transmitir esa relación afectiva con la palabra escrita.

Hablamos mucho de la promoción de la lectura, de familiarizar a los niños con la música de las palabras desde que están en el vientre de la mamá, pero no hemos puesto el mismo interés en la escritura. Eso, decimos, llega más tarde. Y la espera ha llevado a que perdamos momentos muy valiosos para el enamoramiento niño-escritura.

Así como espantamos a los niños de textos literarios pidiéndoles repetir de memoria los nombres de los personajes y de lugares, o exigiendo que encuentren la enseñanza del libro que acaban de leer, los ahuyentamos de la escritura si colocamos por delante de la creación y de la imaginación la mala ortografía, la mala letra.

Ahora que los niños y jóvenes están aprendiendo en casa, queremos aprovechar su experiencia en el mundo de la literatura para que nos regale su top de libros recomendados para que lean durante la cuarentena.

Un libro que me guste a mí no necesariamente le puede gustar a otra persona. A cada lector le llega una historia de manera distinta. Los invito entonces a que busquen en la literatura infantil y juvenil colombiana los títulos que más se acerquen a sus intereses a sus pasiones.

A los románticos les puede ir bien con ‘La alegría de querer’ de Jairo Aníbal Niño; a los que aman la naturaleza, un libro de Celso Román; para los más pequeños que pelean todos los días con pesadillas, ‘Tengo miedo’ de Ivar D’coll o ‘Una cama para tres’ de Yolanda Reyes; a los juguetones, ‘Saltarines’ de Olga Cuellar, o ‘Conjuros y sortilegios’ de Irene Vasco.

Para los más grandes, preocupados por la realidad del país, ‘La luna en los almendros’ de Gerardo Meneses, ‘No coman renacuajos’ de Francisco Montaña o mi último libro ‘La historia los viajes y la abuela’ que narra la historia de nuestro país desde la época de los ‘cazamastodontes’ hasta cuando los españoles empacaron sus baúles y se fueron.

Las opciones son muchas: ‘Elefantes en el cuarto’ de Sindy Elefante, ‘Flores blancas para papá’ de Beatriz Helena Robledo. Y los libros de Jairo Buitrago, Claudia Rueda, Dipacho, Francisco Leal, John Fitzgerald Torres, Albeiro Echavarria y Marcela Guiral.

Siguiendo la #LaFILBoEnCasa, ¿qué expectativas tiene sobre esta edición?

Debo confesar que me cuesta trabajo este mundo tan virtual. Esta crisis me está obligando a cumplir con una tarea aplazada y aplazada: actualizarme en esto de plataformas, conexiones… Y estoy aprendiendo a disfrutar de charlas a través de pantallas. ¡Qué alegría que la Feria llegue a nosotros en estos momentos de desorientación! Es un alimento para el alma. Ya tengo elegidos mis eventos imperdibles.

Finalmente, ¿cuáles son sus 10 recomendados para leer en cuarentena?

En esos días de encierro me he dedicado a la literatura colombiana. Ya leí ‘Guayacanal’ de William Ospina, un libro hermoso. A través de la historia de sus bisabuelos, nos acerca a lo que fue la colonización del norte de Tolima. Leí también ‘Algo tan feo en la vida de una señora bien’, de Marvel Moreno, gran escritora que retrata muy bien el mundo femenino.

Y estoy releyendo ‘El año del sol negro’, de Daniel Ferrería, escritor santandereano. El tema de esta última novela es la Guerra de los mil días. Me gusta por dos razones: son 600 páginas bellamente escritas -produce mucho placer leerlas- y su lectura nos hacen pensar en este país, un país donde jamás hemos tenido un proyecto común que nos comprometa a todos. Nuestros dirigentes, por lo general, han pensado en sus propios intereses, no han resuelto los viejos y graves problemas como la tenencia de la tierra y nos han obligado a vivir de guerra en guerra…

En mi lista de espera de lecturas y relecturas para estos días están también ‘Juan de la Cruz Varela’ de Rocío Londoño; ‘Changó el gran putas’, de Manuel Zapata; ‘La casa grande’, de Álvaro Cepeda Samudio; ‘No te rindas’, de Hazel Robisnon yBuscando mi madredediós’ de Arnoldo Palacios.

Siga las lecturas para los jóvenes que dirigirá por esta gran escritora, del 27 al 30 de abril, en la comunidad en Facebook del Portal Red Académica, de 9:00 a 9:30 a.m.

¡La educación en primer lugar!


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