Fecha de publicación: Vie, 20/09/2019 - 17:27

El Industrial Piloto IED celebró, en su nueva sede, 80 años de tradición educativa

Con actividades artísticas, exposiciones, un museo interactivo y el lanzamiento de un libro que contiene la historia de este reconocido colegio distrital, el Instituto Técnico Industrial Piloto festejó por todo lo alto sus 80 años, en la nueva sede inaugurada en junio de este año.

La conmemoración de estos 80 años de existencia inició el pasado 16 de septiembre, con bailes, presentaciones musicales y exhibiciones deportivas que estudiantes, docentes, directivos, administrativos y padres de familia organizaron y disfrutaron en un espacio que, para ellos, es el mejor y el más merecido regalo de cumpleaños: la nueva sede A, entregada por el alcalde Enrique Peñalosa el 31 de mayo de este año, la cual fue construida durante el 2018 y parte del 2019.

“Esta planta física ha sido producto de una construcción colectiva de la comunidad, gracias a una larga lucha, pues por más de 10 años esta comunidad buscó espacios para que la escucharan a nivel gubernamental. Ya empoderados, logramos que, desde el 2016, se hiciera todo un proyecto formativo y de construcción que ahora nos permite disfrutar de esta moderna planta física y de todos los elementos que contiene”, señaló el rector Jhon William Vásquez Mora.

Niños sonriendo

Para garantizar la calidad educativa que caracteriza a este colegio distrital, la nueva sede cuenta con modernas y bien dotadas instalaciones que facilitan y favorecen la formación académica y técnico-industrial de sus estudiantes.

“Realmente es un regalo que se logró consolidar con ayuda del Gobierno distrital, lo que constituye una gran satisfacción para la comunidad, ya que antes era un claustro muy antiguo, bastante dañado por el tiempo, que ya no tenía las condiciones para ofrecer un servicio educativo óptimo. Hoy tenemos biblioteca, comedor, 29 aulas modernas, redes de cómputo, salas de informática y sistemas, espacios deportivos, cancha sintética en el tercer piso y amplios y adecuados talleres para la formación técnica de una población estudiantil que supera los 5000 alumnos, en las tres jornadas”, especificó el rector.

Estudiantes junto a maquinas

Por su parte, Alejandro Chaparro, un egresado del 2018 que se unió a esta celebración, dijo: “Estoy agradecido con este colegio porque me aportó bastante experiencia y elementos para afrontar los retos de la vida formativa y laboral. Actualmente estudio Diseño. Aunque no puedo disfrutar ya la nueva infraestructura, considero que esta sede es resultado de un esfuerzo común que refleja el amor de la comunidad por esta institución. El colegio antiguo era sencillo y fácil de recorrer. Las nuevas instalaciones causan curiosidad y ganas de explorarlas y de vivirlas, de seguro aportarán a una mejor calidad educativa, ya que, además de la infraestructura, lo que hace a un colegio son los estudiantes y maestros que se esfuerzan al máximo por ser mejores”.

Mabel Rodríguez Pérez, madre de familia, cuenta que sus tres hijos estudiaron allí y que ahora es acudiente de su nieto, que está en jardín, a quien insistió en matricular en este colegio porque sabe, por experiencia, que la calidad educativa es muy alta: “Mis hijos recibieron unas excelentes bases para avanzar por la vida profesional y personal. Y nosotros, los padres, hemos sido una comunidad muy comprometida con el colegio porque hemos estado a su lado siempre y hemos logrado grandes cosas, como la construcción de esta nueva sede”.

En efecto, la formación integral del Técnico Industrial Piloto es bien conocida en Bogotá. En él, los estudiantes tienen la opción de elegir, entre siete modalidades de profundización, aquella en la que se quieren enfocar: mecánica automotriz, mecánica industrial, ebanistería, fundición (que incluye plástico y soldadura), sistemas, dibujo técnico y electricidad y electrónica.

Estudiantes con objetos industriales

Valentina Durán, del grado 1001, jornada tarde, eligió el taller de mecánica industrial: “En este taller casi nunca se ven mujeres, ya que incrementa la fuerza, entonces hay pocas. Yo soy una de ellas y mi experiencia ha sido satisfactoria porque he descubierto que manejar las máquinas no es tan difícil, se requiere fuerza, sí, pero he podido; aunque crean que somos débiles, no es así, porque las mujeres estamos empoderadas”, afirmó entre risas.

Estudiante exponiendo

Actualmente, para aprovechar de una mejor manera el tiempo libre de los estudiantes, el Industrial Piloto les ofrece la jornada extendida, que aporta a su formación integral a través de la participación en diversos proyectos, como el club comunicativo multimedial ‘La lora’, donde tienen la posibilidad de colaborar en la emisora del colegio, hacer podcast, reportajes, audiovisuales, y cubrir eventos; el club de astronomía, que funciona en las noches; o el semillero de investigación, del que salió el libro Protagonistas de nuestra propia historia, el cual no solo recopila los hechos que, década a década, transformaron este tradicional colegio de Bogotá, fundado en 1939, sino que recoge interesantes testimonios de varios docentes, directivos, padres de familia y exalumnos.

Por ejemplo, Yamile Molina, profesora de Lengua Castellana, comenta que hubo un hecho relevante que se reportó en medios y que aparece documentado en el libro: “Fue una toma guerrillera que sucedió por el 84, donde incluso tomaron una maestra como rehén; la noticia fue reconstruida por el semillero de investigación y especifica que, con una maniobra de la Policía, se logró rescatar a la maestra, aunque murió un guerrillero. De hecho, antiguos estudiantes decían que, en la cafetería, años después, aún se veían tres balas como testimonio de este evento. Claro, ya no hay evidencia de ello, solo fotos”.

Profesora Yamile

Y es en correspondencia con esa historia del Instituto Técnico Industrial Piloto, una historia rica en sucesos que los integrantes de esta comunidad educativa recuerdan a veces con nostalgia, a veces con orgullo, y otras con incredulidad, que esta celebración concluyó con el entierro de una urna del tiempo que, dentro de 20 años, abrirán las generaciones que se están formando y que quedan a cargo de vivir y, sobre todo, de escribir la nueva historia de esta institución, porque, como bien lo dijo la docente Yamile Molina, “desde los más pequeños hasta los más viejos, todos hemos hecho, y continuamos haciendo, nuestra historia”.

Porque una ciudad educadora es una Bogotá mejor para todos.


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