En el colegio Llano Oriental la alimentación escolar se utiliza para aprender a cuidar el ambiente

Las y los estudiantes tienen organizada una ruta de acción con sus maestras y maestros para reciclar los empaques y los residuos orgánicos y hacer de cada llegada de la comida una oportunidad para cuidar el planeta.

Al llegar al Colegio Llano Oriental de la localidad de Bosa, suroccidente de Bogotá, se respira conciencia. A pesar de ser un pequeño espacio rodeado de muros de ladrillos, el verde y el medio ambiente son los protagonistas.

Cuidar el ambiente es una consigna que comienza en con la rectora del colegio, Claudia Gutiérrez Pacheco, quien llegó al cargo el 3 de agosto del 2015 y ha liderado el esfuerzo, dedicación y la convicción de profesores y estudiantes para convertir la institución en un espacio dedicado al cuidado del medio ambiente.

El día que nos recibieron para conocer esta historia, a las 8:30 de la mañana llegaron los refrigerios para las y los estudiantes del colegio. El Programa de Alimentación Escolar (PAE) llegó ese día con yogurt, galletas, queso, granadilla y banano.

La comida fue llevada a una oficina y luego dos niños encargados por cada salón se dirigieron a recogerlo para llevarlo a sus respectivas aulas. Ese día, acompañamos a las y los estudiantes a tomar su refrigerio.

Y al terminar la hora del refrigerio llegó el momento sorprendente y emocionante: uno de los estudiantes del salón se dirigió a la entrada del colegio, donde se encuentra el muro ecológico de agua lluvia. Allí, llenó un balde con agua y lo subió al salón para que los demás estudiantes, al finalizar, pudieran lavar los empaques y así proceder a reciclarlos.

Ese día, cada uno de ellos y ellas terminaron su yogurt, cortaron el empaque con tijeras y, en orden, se fueron acercando al balde para lavar el empaque. Una vez lavado, fueron hacia lo que llaman ‘botellitas de amor’, donde guardaron los empaques de su yogurt y los de los demás alimentos que habían comido.

En cuanto a la fruta, otro salón pudo disfrutar ese día de banano. Las cáscaras de esta fruta se recolectaron y fueron llevadas a la huerta del colegio, donde los mismos estudiantes fueron los encargados de enterrarlas en la cuna de compost, donde posteriormente se convertirán en abono orgánico.

La mecánica del reciclaje ya es clara para las y los estudiantes, quienes se han apropiado del proyecto con convicción e iniciativa. Ellas y ellos demuestran cómo el PAE no sólo es el programa a través del cual se alimentan a diario en la institución, sino su aliado a la hora de cuidar el planeta.

La rectora de la institución lleva 23 años trabajando en el sector educativo. Antes de llegar al Llano Oriental, para ella siempre había sido una inquietud ver cómo, a pesar de trabajar el tema ambiental en varios colegios, el impacto institucional nunca se veía realmente reflejado. “En algunos casos se veían algunas iniciativas y cuando llegué acá seguí viendo la misma situación. Entonces yo dije: bueno, quiero hacer una propuesta”.

Logró motivar a la comunidad a través de ejercicios sencillos con fotos y videos que demostraban cómo se acumulaba enorme cantidad de basura, la mayoría de la cual resultaba siendo reutilizable.

La propuesta fue acogida, no solo por las y los profesores de la institución, sino por los estudiantes, quienes entendieron que cuidar el medio ambiente no es cuestión de aburrimiento o de obligación, sino que genuinamente debe interesar a todas y todos, el cuidado de nuestro planeta.

¡La educación en primer lugar!