Fecha de publicación: Mié, 20/05/2020 - 15:54

Afecto: cura contra la discriminación racial

La profesora Carmenza Novoa ha sido reconocida en medios de comunicación nacionales e internacionales por su estrategia de aprendizaje en el aula que trabaja el reconocimiento de niñas y niños ‘afro’ mediante el afecto y una muñeca de tez negra. Hoy 21 de mayo, Día de Afrocolombianidad, es nuestra invitada a #MiProfeHéroe.

Carmenza Novoa es normalista y maestra de básica primaria en el colegio Alfonso López Pumarejo de la localidad de Kennedy. Lleva 46 años como profesora de aula y, desde hace 15 años, bajo la figura de una muñeca negra, ha trabajado para cambiar estereotipos frente a la discriminación racial en el entorno educativo.

¿Cómo transformar las aulas en lugares de inclusión y cuál es el rol que tienen los maestros y padres en esta misión? Esto fue lo que nos contó.

Desde hace 15 años usted trabaja con un proyecto pedagógico con una muñeca negra llamada Blanca Luz. Cuéntenos, ¿cómo ha sido la experiencia?

Todo empezó en el año 2005 mientras tenía a cargo el grado segundo en el Colegio Alfonso López Pumarejo, en el curso tenía una alumna ‘afro’ de nombre Zully con siete años de edad. Ella entraba a clase con su cabecita mirando hacia abajo y se hacía en el último rincón donde nadie la viera, ella no hablaba, era muy tímida, no tenía amigos.

Un día, visitando la casa de mi mamá, vi una muñeca negra sentada junto al comedor, que la había comprado mi hermano para mi sobrina de un año. Mientras la observaba vi reflejada a mi pequeña estudiante. La llevé prestada ese día y lleva conmigo 15 años.

Quería ver y saber qué hacía o decía la gente al observarme con la muñeca, por eso mi primera salida fue a la Universidad Distrital mientras cursaba unos créditos para acceder al escalafón. Allí las personas se quedaban mirándonos raro, otros se reían, otros querían cogerla, otras dijeron que les parecía muy linda. Una secretaria en la Universidad al verla la bautizó Blanca Luz y predijo que brillaría con luz propia, y así ha pasado.

Al día siguiente llegué al salón. Zully me vio teniendo a Blanca Luz entre mis brazos, consintiéndola y besándola. Al ver esto, la niña sonrió. Para mí fue emocionante observar cómo le brillaban sus ojos, ella la alzó y se la llevó a su puesto, fue como si hubiera tenido el mejor trofeo. No tenía palabras de la felicidad que me dio, todos los niños se acercaron al puesto de Zully y, al verla con Blanca Luz, comenzaron a hablarle y ella a ser reconocida por los demás. Entonces, la pequeña comenzó a jugar con los niños y a tomar refrigerio en compañía. Zully ya tenía amigos y eso se debió a la muñeca de tez negra.

Desde entonces, la muñequita hace parte de mi clase, empezó a tener hermanitos que llegaron por obsequios de otros profesores y padres de familia, hasta el punto que todos los salones del colegio tenían un muñequito negro.

Muñecos

Blanca Luz, además, empezó a tener permiso para estar los fines de semana y en vacaciones en las casas de los niños que añoraban tener su compañía.

¿Para qué ha servido este proyecto?

Este proyecto abarca toda la comunidad educativa y ha servido para promover desde la escuela el derecho a la diferencia. En otras palabras, es la vacuna contra la discriminación que se hace realidad con una dosis muy alta de afecto y ternura hacia los niños y niñas.

He podido comprobar que cuando a un niño o una niña ‘afro’ le muestro la muñeca negra de manera afectuosa, ellos se identifican de inmediato con su color de piel porque en la clase no hay ningún otro negro sino ellos.

Blanca Luz ha servido, no solo para que los niños ‘afro’ se sientan reconocidos, sino también ha sido una herramienta para el desarrollo de los aprendizajes propios de su edad. A través de la imaginación, ellos han aprendido a fantasear, a plasmar con el dibujo y las letras sus sentimientos y experiencias con Blanca Luz. Ha sido también fundamental para que a los pequeños se les quite el miedo a hablar en público. Para los adultos ha servido para volver a ser niños otra vez.

¿Qué es lo que más feliz la hace de esta experiencia?

La sonrisa de mis estudiantes ‘afro’ al compartir con Blanca Luz. Esto se refleja en que se sienten reconocidos y algo muy importante es que se logra trascender en sus hogares y en sus entornos.

¿Por qué cree que se mantienen conductas discriminatorias en nuestra sociedad?

Los prejuicios hacia las personas negras hacen parte de una construcción social e histórica y responden a que los unos se ven diferente frente a los otros, pero no se ven de una manera positiva sino negativa. Además, no nos damos cuenta de que todos tenemos lo mismo: ojos, boca, nariz cabello, lo único diferente es nuestro color de piel, la principal causa de rechazo.

Por ejemplo, en África no hay racismo ni distinción entre ellos por ser todos del mismo color de piel, si llega algún mestizo, sentiría lo que ellos sienten cuando son excluidos, el contexto cultura es el que discrimina.

¿Si soy blanca valgo más o si soy negro valgo menos? No. Simplemente debemos hablar de equidad. Es decir, el mismo trato para todos, las mismas oportunidades para todos, la misma manera de ver al ser humano.

Sin embargo, en la cotidianidad, es común escuchar frases como “trabajar como negro”. ¿Cómo hacer para eliminar el racismo también del lenguaje?

Definitivamente hay que cambiar las expresiones por otras que no discriminen y, a cambio, usar palabras que resalten lo bueno de las personas. Esto se logra en la misma cotidianidad, interpelando de manera reflexiva y con respeto la necesidad de eliminar ese leguaje discriminatorio. Se trata de mostrar que el uso de esas palabras no es necesario y usarlas va a herir a alguien. Para esto, se necesita una conciencia y que cada uno esté convencido sobre la prevalencia de los derechos y deberes frente a las diferencias raciales.

Esto construye estereotipos, casi sin darnos cuenta. ¿Cuál es el papel de los maestros en la construcción o deconstrucción de ellos?

Cuando se construyen estos estereotipos se generaliza mucho, como por ejemplo que ‘los negros son malos’ o que ‘los negros son delincuentes’. Ahí justo es donde los maestros tenemos que estar convencidos de que debemos trabajar para lograr que en nuestros estudiantes haya una real conciencia social, que favorezca la equidad y que entre ellos no se maltraten.

Nosotros los maestros tenemos muchísima influencia e importancia en nuestros estudiantes. Un maestro puede hacerle la vida a un estudiante muy agradable o no, un maestro es un modelo a seguir, y yo no soy modelo solo hablando, sino en mis hechos. Lo segundo es que, si los maestros vamos a generalizar, debemos hacerlo de manera positiva y no negativa.

La profe Carmenza y sus estudiantes cargando muñecos

Soy una convencida que cualquier barrera se vence con el afecto y a través de él podemos llegar también a sensibilizar a los maestros, siendo que nosotros estamos dados a nuestros estudiantes. De manera que estamos llamados a ponernos en el lugar de ellos, incluso por su raza. Si queremos que nuestros estudiantes sean unos buenos seres humanos para la sociedad, debemos ser sensibles a su realidad.

¿Cuál sería entonces la ‘cura’ contra la segregación racial?

Es clave la educación en la primera infancia y que, además, involucre a las familias. Es importante enseñarles a los niños desde pequeños que todos tenemos los mismos derechos, que valoren y respeten las diferencias.

La aplicación de la Cátedra de la Afrocolombianidad también es fundamental con un real compromiso de los docentes. Cuando se logre eso, los niños no van a tener que sufrir por su raza, esto ayudaría a que muchos pequeños ‘afro’ no se llenen de resentimientos u odios a causa de la discriminación.

Profe, ¿cree que podremos vivir en un mundo sin discriminación por el color de piel?

Sí, pero tenemos que transformar la sociedad para que no sigamos siendo un mundo que no tiene en cuenta al ser humano en términos de igualdad de derechos. Debemos hacer un trabajo fuerte de concientización.

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¡La educación en primer lugar!


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