Fecha de publicación: Mar, 01/10/2019 - 10:07

Danna, una protagonista de la educación inclusiva en aulas y escenarios

Forma parte de los 19.600 estudiantes con discapacidad que reciben atención educativa en los colegios oficiales de Bogotá. En jornada extendida, cumple el sueño de ser porrista. A la par, mejora su autoestima y desempeño académico.

El porrismo es música, baile y gimnasia. Como cualquier otro deporte, también es disciplina, dedicación y trabajo en equipo. Danna Valentina Castillo Castañeda, de 10 años, lo tiene muy claro. Hace dos meses es integrante del equipo del colegio Marco Antonio Carreño, de la localidad de Puente Aranda, que la acogió como a cualquier otro estudiante que se emociona con los aplausos del público, los pompones, los entrenamientos después de clase y los exigentes torneos.

Ella está en 5.º y, como varias de sus compañeras, es vanidosa. Está peinada y maquillada, y luce la camiseta rosada y el short negro del equipo. Su mamá, Paola Castañeda, la acompaña emocionada a su primer torneo, durante el Festival Estudiantil de Talentos ‘Jóvenes capaces’ 2019.

“Hace dos meses estoy en porras, gracias a mi profe Carolina, quien es la que más me ha apoyado. Me gustan los movimientos y las pirámides, y que mis compañeras me incluyen en todas las coreografías”, dice Danna, quien se roba todas las miradas de los asistentes. Dentro de pocos minutos se pondrá en acción en el escenario, por primera vez, después de tanto soñarlo.

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Danna forma parte de los 19.600 niños y jóvenes que presentan alguna discapacidad: cognitiva, física, múltiple, auditiva, visual, sordoceguera, psicosocial o sistémica, y que reciben atención educativa en los colegios oficiales de Bogotá, donde se desarrolla un modelo diferencial en el que la prioridad es la diversidad como condición inherente al ser humano. Dicha cifra significa un 44 % más de estudiantes con respecto al 2015, cuando se atendían 13.618 niños y jóvenes. En las instituciones educativas distritales de la localidad de Puente Aranda hay 729 niños y jóvenes con discapacidad.

Aunque no ha sido un proceso fácil, la mamá de Danna asegura que las barreras “se las pone uno mismo”, y, contrario a lo que algunos podrían creer, no forma parte de la discapacidad física, que, en el caso de su hija, tiene como diagnóstico la afección de espina bífida. “No era fácil que ella entrara a porras, pero la docente de apoyo y la formadora del equipo siempre respaldaron su ingreso. Mi hija hace ejercicios en los que puede usar sus brazos y hay una enfermera que siempre la acompaña en sus entrenamientos, tres horas a la semana”, explica Paola.

niñas porristas y una en silla de ruedas

Sentido de pertenencia y autoestima

El grupo de porristas del colegio Marco Antonio Carreño pertenece a la jornada extendida, que se implementa en 305 colegios con una participación de 281.691 niños y jóvenes, entre ellos Danna. La hora llega, el animador del torneo menciona a la institución y salen en fila alrededor de 20 niñas sonrientes, con Danna en su silla de ruedas a la cabeza. Siempre está en el centro, las demás porristas bailan alrededor de ella y hacen figuras mientras que ella mueve sus brazos y ve a su mamá, que la graba desde las gradas.

“Las porras han generado sentido de pertenencia en Danna, se siente incluida y se ha despertado su autoestima de una manera impresionante. Esto es un gran incentivo, porque si participas en un deporte, también estás bien en el colegio”, continúa Paola.

Dulce Ordóñez Torres es una de las compañeras de equipo. Esta estudiante asegura que las niñas se han unido más gracias a la presencia de Danna. “La ayudamos y la animamos para que haga los ejercicios. Una persona con discapacidad puede practicar cualquier deporte, ella puede hacer lo que nosotras hacemos o cualquier otro deporte que se proponga”, expresa.

La muestra de porrismo finaliza y el público aplaude. Paola se siente orgullosa y felicita a su hija. Por su parte, Carolina Benavides, formadora del Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD), dice que tener a Danna en el equipo ha sido una tarea bien cumplida. “Ella ha tenido un buen proceso, tiene mucha disposición. Aunque es un trabajo diferenciado, no quiere decir que no pueda ir a la par con las otras niñas”, resalta.

Niñas porristas realizando una pose

Como bien lo mencionaba su mamá, el deporte ha influido en Danna más de lo que se podría pensar. Sin pensarlo, la estudiante dice que su asignatura favorita es Educación Física y que su rendimiento académico mejoró tras su ingreso al centro de interés de porras, uno de los 82 con los que cuentan los niños y jóvenes del Distrito para aprovechar el tiempo libre antes o después de clases.

“Mi mensaje a todos los niños es que no les dé miedo, no importa la discapacidad que tengan, pueden hacer todo lo que sueñan. Desde mi silla también aliento a mi equipo”, apunta Danna.

Paola Castañeda también hace un llamado a las familias: “Los espacios de la Alcaldía dan la oportunidad de estudiar y realizar deporte, de desarrollar habilidades que tal vez los niños no se han dado cuenta que tienen. El mensaje para las mamitas y los papitos que de pronto tienen a sus hijos sin estudio, tal vez por miedo, tal vez por pena, es que hay que salir adelante y demostrarles a sus hijos que todos somos iguales y merecemos participar en todas las actividades”, finaliza.

Cabe recordar que Bogotá pasó de tener 741 docentes de apoyo pedagógico, en 2015, a tener 873, en la actualidad, quienes acompañan a los docentes en el diseño, la implementación y el seguimiento de los Planes Individuales de Apoyos y Ajustes Razonables (PIAR), a fin de dar cumplimiento a la implementación del Decreto 1421 de 2017.

Además, Bogotá duplicó el número de auxiliares de enfermería, que apoyan actividades de higiene, alimentación y desplazamiento de estudiantes con discapacidad, el cual pasó de 51, en 2016, a 121, este año.

Por: Tatiana Molina Vargas

Fotografías: Juan Pablo Duarte


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