Fecha de publicación: Jue, 13/10/2022 - 10:42

Niñas y niños indígenas, de los colegios públicos, vivieron una experiencia ancestral en la reserva natural en Tocancipá

200 estudiantes entre 8 y 12 años pertenecientes a 15 pueblos indígenas asentados en la ciudad vivieron una experiencia de conexión con la naturaleza en la reserva Natural Bioparque Wakatá (Tocancipá) con autoridades de estos pueblos, sabedores, dinamizadores culturales, docentes y niñas y niños no indígenas.

Se trató de una salida pedagógica el pasado 6 de octubre al parque Jaime Duque. Comenzó con un ritual indígena de armonización de aproximadamente una hora, en el que los sabedores y autoridades de los diferentes pueblos indígenas, de acuerdo con sus distintas prácticas espirituales, saludaron este territorio cundinamarqués, a sus espíritus, a la memoria, al agua, al aire, al fuego y a la tierra. Luego bajo el ritual de cada uno pidieron permiso a la madre tierra para hacer la visita pedagógica.

La armonización se trata de “estar bien con nosotros mismos para entrar en contacto con el territorio que nos recibe”, narró Ivonne Mateus, docente y dinamizadora cultural del Pueblo Indígena Muisca de Bosa, vinculada a la Secretaría de Educación del Distrito.

Niñas y niños indígenas, de los colegios públicos, vivieron una experiencia ancestral en la reserva natural en Tocancipá

Este ritual es común en los pueblos indígenas. Algunos lo realizan con la interpretación de instrumentos, cantos en lenguas propias, danza, presencia de plantas sagradas, fuego, alimentos, atuendos especiales, entre otros símbolos y elementos culturales que los caracterizan.

La visita permitió a las y los estudiantes reforzar su conciencia sobre el valor de la biodiversidad ambiental y su protección. Con la guía de los lideres de los pueblos indígenas, las niñas y los niños reflexionaron sobre los valores que provee la madre tierra.

Niñas y niños indígenas, de los colegios públicos, vivieron una experiencia ancestral en la reserva natural en Tocancipá

“Buscamos resignificar el territorio. En esta ocasión encontramos que este parque tiene una gran diversidad de flora y fauna; a esto se suma la presencia de los sabedores de diferentes pueblos que orientan el recorrido desde el saber ancestral y espiritual”, explicó la dinamizadora cultural.

Para las niñas y los niños, entrar a las entrañas de la Reserva Natural Bioparque Wakatá fue una experiencia única. Tuvieron contacto con plantas nativas, aves, anfibios, mamíferos y reptiles, que en su mayoría llegan allí a causa del tráfico ilegal de especies y, al no poder ser devueltos a su hábitat, son acogidos en este lugar. Este encuentro llevó a este grupo a conectarse con sus identidades culturales.

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En opinión del gobernador del Pueblo Uitoto, Jhonny Giagrekudo Achanga, “estas salidas son muy importantes porque los niños se conectan con el territorio y lo que queremos es que no pierdan su esencia y puedan reconocer sus raíces y aportar a los procesos indígenas en el contexto de ciudad”.

Los expedicionarios disfrutaron de los flamencos rosados que se pasearon por los estanques de agua; escucharon la bulla de los monos tití cabeza blanca, ardillas y capuchinos; observaron las boas pitones y víboras que se mantuvieron estáticas para dejar ver el brillo luminoso de sus pieles y escucharon las interesantes conversaciones de las guacamayas y los loros. Fue todo un plan.

Niñas y niños indígenas, de los colegios públicos, vivieron una experiencia ancestral en la reserva natural en Tocancipá

En cambio, no lograron observar a los tigres y leones ya que se mantuvieron escondidos, pero si sintieron su presencia; la fascinación fue un pequeño zorro y un cocodrilo que se asomaron a saludar y obsérvalos.

“Fue interesante porque vi animales que son propios de mi departamento, como los monos y los patos. También fue chévere conocer otros que no había visto antes”, comentó Sharid Valencia, indígena del Cauca de 6º en el colegio José Joaquín Castro Martínez.

En el recorrido participaron representantes de los cabildos Wounaan Nonam, Wounaan, Yanacona Bogotá, Nasa, Ambika Pijao, Eperara Siapidara, Tubu Humurimassa, Kamentsa Biya, Uitoto, Los Pastos, Kichwa, Muisca de Bosa, Muysca de Suba, Inga y Misak Misak.

Niñas y niños indígenas, de los colegios públicos, vivieron una experiencia ancestral en la reserva natural en Tocancipá

Este reencuentro con lo ancestral dejó ver la importancia que revisten los seres de la naturaleza para las comunidades indígenas desde las diversas cosmogonías y cosmovisiones, para fortalecer los procesos de educación propia de las y los estudiantes indígenas de los colegios públicos bogotanos.

Niñas y niños indígenas, de los colegios públicos, vivieron una experiencia ancestral en la reserva natural en Tocancipá

Ainan Jaja Tandioy y Mac Cesar Kindi Ciesa Timaran Tisoy, del Pueblo Indígena Inga del Putumayo, que estudian 3º en el colegio Antonio José Uribe, en la localidad Santa Fe, fueron de los niños más felices. Preguntaron, saltaron, rieron, corrieron y contemplaron a todos los animales que pasaron por sus ojos, aunque no era la primera vez que los tenían tan cerca. Su interior los conectó mágicamente con sus raíces. “No voy a olvidar este lugar, lo que más me gustó fue la tranquilidad, la diversidad de animales y los juegos”, dijo Ainan con la felicidad reflejada en su rostro.

Ivone comentó que también tuvieron la compañía de estudiantes no indígenas y eso es importante. “Ellos ya tienen un conocimiento y acercamiento previo de lo que significa ser indígena y esto refuerza su conciencia, por ejemplo, por el cuidado del agua y agradecer a la tierra lo recibido de ella. Esto es un intercambio de saberes que se logra en la cotidianidad de las y los niños, lo cual hace que caminemos juntos, nos comprendamos y nos respetemos”.

Niñas y niños indígenas, de los colegios públicos, vivieron una experiencia ancestral en la reserva natural en Tocancipá

“Este día es maravilloso porque siendo una niña no indígena estoy con mis amigos de las comunidades Uitoto y Tubu de mi colegio; ellos me han enseñado sus lenguas y culturas y hoy he podido conocer otros niños indígenas de otros colegios”, expresó Samanta Ocampo de 3º del colegio 20 de Julio.

Para la maestra indígena esto no se trata de enseñar a ser indígenas, sino que mediante sus saberes las niñas y los niños comprendan de dónde son y por qué es importante el entorno.

Por Angélica Molina Reyes

¡La educación en primer lugar!


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